Capítulo 63



Noche.

            Al salir del pabellón alfa se encuentra con Miriam.

            -¡Lavith!- Saluda Miriam.

            -Eh, Miriam.-

            -¿Estás buscando a Lucía?-

            -¿Yo? No, no particularmente.- Contesta el muchacho.

            Se acerca ella al muchacho y con una sonrisa pregunta. -¿Estás seguro?-

            Lavith no dice nada y dice Miriam. –En ese caso, ¿puedo hablar contigo un momento?-

            -¿Hablar?- Pregunta él.

            -Lavith, normalmente los chicos dan saltos de alegría cuando una chica tan guapa como yo se digna a hablar con ellos.-

            Da un suspiro el muchacho. –Te escucharé…-

            Un poco seria y triste dice ella. –No estarás enfadado, ¿verdad? Sobre lo de ayer… Ya te lo dije, simplemente me encontraba mal.-

            -¿Me lo dijiste?- Pregunta él.

            -Por supuesto.-

            -No sé yo…-

            -Bueno, eso creo… Así que ya estamos en paz, ¿de acuerdo?-

            -Es cierto que ayer parecías bastante… consumida.-

            Miriam esboza una sonrisa.

            Al verla, piensa el muchacho. –Tiene una apariencia bastante feliz y amigable. ¿Es ella de verdad?-

            -No estamos hablando de eso. Respóndeme.- Dice ella.

            -Vale, está bien. Hagamos las paces.-

            -No pareces muy convencido.-

            -Entonces, ¿cómo debería decirlo? Miriam, por favor, perdóname. Despojémonos de todo sufrimiento y hostilidad. ¿Así te gusta más?-

            -Vaya… Esa frase parece propia de un amante.-

            -¿El qué?- Pregunta Lavith algo sorprendido.

            Con una sonrisa, dice Miriam. –Estás enamorado de mí, ¿no?-

            -Por favor…- Suspira el muchacho.

            -¿No tienes ganas de llevarme al césped y hacerme el amor? ¿No crees ni siquiera que soy un poco mona?-

            -Déjame en paz de una vez.- Dice Lavith un poco molesto.

            -Lo sabía. Todos los hombres sois iguales. Lo sé por cómo me trataste ayer.-

            El muchacho cierra los ojos sin decir nada.

            -No estoy enfadada contigo.- Dice Miriam.

            -¿En serio?-

            -Por supuesto. Ah, espera un momento, vuelvo enseguida, no te vayas.-

            Miriam se pone a hablar con un tipo que pasaba cerca de ellos.

            El muchacho piensa. –Es David. ¿Qué está haciendo? Está igual que esta mañana… No demasiado entusiasmado. Pero para él, semejante enfermedad debería ser ya habitual… Los dos están hablando, pero David está con la cabeza agachada. ¿Estará enfadado? Nah, no parece eso. Miriam está hablando mientras hace un montón de gestos con las manos… Tiene la pinta de estar… agotado, pero parece que lo ha convencido.-

            David se aleja un poco y camina un poco. Miriam lo mira y se acerca de puntillas.

            Algo sorprendido Lavith, piensa. -¿Pero qué está intentando hacer?-

            Miriam besa a David durante un rato mientras unos cuantos estudiantes se quedan mirando.

            Al separase los labios, piensa Lavith. –David no parecía ser el típico novio cuando se ha ido. Pero no parecía que se hubiera resistido demasiado.-

            Miriam vuelve donde el muchacho y dice. –Siento haber tardado tanto. No te habrás quedado mirando, ¿eh?-

            -Miriam…-

            -¿Sí?- Pregunta ella.

            -Hace un momento estabas morreándote con tu novio. Y justo después te diriges a otro hombre… Yo diría que algo no tienes demasiado claro.-

            -Eso es que estás celoso.-

            Molesto dice el muchacho. –Escucha. No tengo ninguna necesidad de estar celoso de David… ¿Eh?-

            Miriam se pone seria y triste diciendo. –Perdona, pero pareces enfadado porque te estoy ignorando.-

            -Por el amor de Dios…-

            -David no es mi novio. Lo fue hace mucho tiempo, pero ahora la cosa es completamente diferente.-

            -Entonces, ¿POR QUÉ le has besado?- Pregunta Lavith.

            -Ah, me gusta tomarle el pelo de vez en cuando. Odia que lo haga. Si tú lo has malinterpretado, supongo que todos los demás que estaban mirando también lo habrán hecho.-

            -Quieres decir, ¿Que era puro teatro?- Pregunta Lavith.

            -¿En serio crees que sería capaz de hacer algo así?-

            -Efectivamente.- Afirma él.

            -Bueno, al menos eres sincero.-

            -Nunca había oído hablar de ese tipo de bromas.-

            -No espero que lo entiendas. Verás, provengo de una familia religiosa.- Dice Miriam.

            Sorprendido dice el muchacho. -¿Religiosa? Ah, así. Tiene que ver con el significado de tu apellido.-

            -¿Lo sabías?-

            -Sí.- Afirma el muchacho. –Creo que viene de un fragmento de “Luna”, ¿no? No conozco los detalles, pero he oído que las palabras estaban relacionadas. En realidad, investigué un poco sobre la familia Anekohji antes de ser transferido.-

            Sorprendida pregunta Miriam. -¿Qué clase de chico eres?-

            -Simplemente uno normal y corriente.-
           
            Miriam lo mira fijamente.

            -¿He dicho algo raro?- Pregunta Lavith.

            -Mmm… No sabías toda esa información si fueses un chico normal. Debería haberme dado cuenta ayer…-

            -¡¿De qué leches estás hablando?!-

            -Mmm… Debería haberme dado cuenta la primera vez que te vi. Aun entonces, pensaba que eras diferente.- Dice Miriam quitándole las gafas.

            -¿Y qué tiene que ver ese “eras diferente” con esta conversación? Y devuélveme mis gafas.- Dice Lavith un poco alterado.

            Ruborizada le devuelve las gafas. –Toma. La única forma que tengo de explicarlo es… que tengo una corazonada. Eso es todo.-

            -Perdona, pero por si fuera poco, está todo el tema de Laura, y algo sobre unos secuestros que me contó Mar… Ups. Olvídalo.-

            Miriam sonríe diciendo. -¿Qué? ¡Ey, estabas a punto de contarme un secreto! Laura… ¿Qué pasa con ella? ¿Tienes algo que ver con la hermana de María?-

            -¿Quién es la hermana de María?- Pregunta confuso.

            -La hermana de María es la hermana de María. ¿A qué es interesante?-

            Más confuso dice Lavith. –Mmm… Para nada. Olvídala.-

            -Venga…-

            -Deja de preguntar, Miriam, ya he oído bastante. Además, ¿qué leches tiene que ver tu broma con venir de una familia religiosa? Y ¿por qué estáis repartiendo el “aroma”? Y en primer lugar, ¿qué hace un ángel en esta escuela? Nah, eso último no era más que una corazonada.-

            -Tienes razón.- Dice Miriam.

            -¿Eh?- Pregunta el muchacho.

            -Sinceramente, no aparentas ser una mala persona, ni un mentiroso… Así que seré tu aliada en esta situación.-

            El muchacho no dice nada y Miriam se acerca mucho susurrando. –Tan solo quieres saber por qué vine a esta escuela y qué es lo que estoy haciendo aquí, ¿no?-

            -Sí.-

            La mano de Miriam se acerca a la mejilla y con su dedo índice acaricia los labios del muchacho. –Es una larga historia. ¿Te importa si te la cuento luego, en tu habitación?- Lame un poco la oreja del muchacho.

            Asombrado no dice nada el muchacho.

            -Acabaría agotada si me quedase aquí de pie y te lo contase todo. Además, ahora tengo cosas que hacer.-

            -¿Vendrás a… mi habitación?-

            Volviendo a susurrar dice Miriam. –Sí, ¿por que no?-

            -Espera un momento… Piensa un poco en lo que estás diciendo. ¿Tanto confías en mí?-

            Se separa un poco Miriam diciendo. –Ah, bueno. No tendremos sexo si no quieres.-

            -Deja de provocarme, Miriam…-

            Sonriendo dice Miriam. –Nos vemos luego, Lavith.- Se despide y se aleja corriendo.

            -¡Espera, todavía no he acabado de hablar contigo!-

            Suspira el muchacho y con los ojos cerrados piensa. -¿Iba en serio? Debía estar de coña al flirtear conmigo.-

            -Lavith.-

            Abre los ojos y ve de nuevo a Miriam. -¿Sí?- Pregunta.

            -Se me olvida preguntarte algo…-
           
            -¿El qué?-

            Con una sonrisa pícara pregunta Miriam. -¿Cómo prefieres que vaya, con mi uniforme de la escuela o en pijama?-

            El muchacho no dice nada.

            -Hasta luego… ¡Espérame luego!- Se despide Miriam mientras corre.

            Camina un poco el muchacho pensando. –Tan solo estaba tomándome el pelo, la muy puta. No quiero que me pegue su locura. Aunque ha dicho algunas cosas bastantes extrañas. Al menos ha aprendido que esas dos gemelas son ángeles… de un transfondo religioso-espiritual.-

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