Noche.
Al
salir del pabellón alfa se encuentra con Miriam.
-¡Lavith!-
Saluda Miriam.
-Eh,
Miriam.-
-¿Estás
buscando a Lucía?-
-¿Yo?
No, no particularmente.- Contesta el muchacho.
Se
acerca ella al muchacho y con una sonrisa pregunta. -¿Estás seguro?-
Lavith
no dice nada y dice Miriam. –En ese caso, ¿puedo hablar contigo un momento?-
-¿Hablar?-
Pregunta él.
-Lavith,
normalmente los chicos dan saltos de alegría cuando una chica tan guapa como yo
se digna a hablar con ellos.-
Da
un suspiro el muchacho. –Te escucharé…-
Un
poco seria y triste dice ella. –No estarás enfadado, ¿verdad? Sobre lo de ayer…
Ya te lo dije, simplemente me encontraba mal.-
-¿Me
lo dijiste?- Pregunta él.
-Por
supuesto.-
-No
sé yo…-
-Bueno,
eso creo… Así que ya estamos en paz, ¿de acuerdo?-
-Es
cierto que ayer parecías bastante… consumida.-
Miriam
esboza una sonrisa.
Al
verla, piensa el muchacho. –Tiene una apariencia bastante feliz y amigable. ¿Es
ella de verdad?-
-No
estamos hablando de eso. Respóndeme.- Dice ella.
-Vale,
está bien. Hagamos las paces.-
-No
pareces muy convencido.-
-Entonces,
¿cómo debería decirlo? Miriam, por favor, perdóname. Despojémonos de todo
sufrimiento y hostilidad. ¿Así te gusta más?-
-Vaya…
Esa frase parece propia de un amante.-
-¿El
qué?- Pregunta Lavith algo sorprendido.
Con
una sonrisa, dice Miriam. –Estás enamorado de mí, ¿no?-
-Por
favor…- Suspira el muchacho.
-¿No
tienes ganas de llevarme al césped y hacerme el amor? ¿No crees ni siquiera que
soy un poco mona?-
-Déjame
en paz de una vez.- Dice Lavith un poco molesto.
-Lo
sabía. Todos los hombres sois iguales. Lo sé por cómo me trataste ayer.-
El
muchacho cierra los ojos sin decir nada.
-No
estoy enfadada contigo.- Dice Miriam.
-¿En
serio?-
-Por
supuesto. Ah, espera un momento, vuelvo enseguida, no te vayas.-
Miriam
se pone a hablar con un tipo que pasaba cerca de ellos.
El
muchacho piensa. –Es David. ¿Qué está haciendo? Está igual que esta mañana… No
demasiado entusiasmado. Pero para él, semejante enfermedad debería ser ya
habitual… Los dos están hablando, pero David está con la cabeza agachada.
¿Estará enfadado? Nah, no parece eso. Miriam está hablando mientras hace un
montón de gestos con las manos… Tiene la pinta de estar… agotado, pero parece
que lo ha convencido.-
David
se aleja un poco y camina un poco. Miriam lo mira y se acerca de puntillas.
Algo
sorprendido Lavith, piensa. -¿Pero qué está intentando hacer?-
Miriam
besa a David durante un rato mientras unos cuantos estudiantes se quedan
mirando.
Al
separase los labios, piensa Lavith. –David no parecía ser el típico novio
cuando se ha ido. Pero no parecía que se hubiera resistido demasiado.-
Miriam
vuelve donde el muchacho y dice. –Siento haber tardado tanto. No te habrás
quedado mirando, ¿eh?-
-Miriam…-
-¿Sí?-
Pregunta ella.
-Hace
un momento estabas morreándote con tu novio. Y justo después te diriges a otro
hombre… Yo diría que algo no tienes demasiado claro.-
-Eso
es que estás celoso.-
Molesto
dice el muchacho. –Escucha. No tengo ninguna necesidad de estar celoso de
David… ¿Eh?-
Miriam
se pone seria y triste diciendo. –Perdona, pero pareces enfadado porque te
estoy ignorando.-
-Por
el amor de Dios…-
-David
no es mi novio. Lo fue hace mucho tiempo, pero ahora la cosa es completamente
diferente.-
-Entonces,
¿POR QUÉ le has besado?- Pregunta Lavith.
-Ah,
me gusta tomarle el pelo de vez en cuando. Odia que lo haga. Si tú lo has
malinterpretado, supongo que todos los demás que estaban mirando también lo
habrán hecho.-
-Quieres
decir, ¿Que era puro teatro?- Pregunta Lavith.
-¿En
serio crees que sería capaz de hacer algo así?-
-Efectivamente.-
Afirma él.
-Bueno,
al menos eres sincero.-
-Nunca
había oído hablar de ese tipo de bromas.-
-No
espero que lo entiendas. Verás, provengo de una familia religiosa.- Dice
Miriam.
Sorprendido
dice el muchacho. -¿Religiosa? Ah, así. Tiene que ver con el significado de tu
apellido.-
-¿Lo
sabías?-
-Sí.-
Afirma el muchacho. –Creo que viene de un fragmento de “Luna”, ¿no? No conozco
los detalles, pero he oído que las palabras estaban relacionadas. En realidad,
investigué un poco sobre la familia Anekohji antes de ser transferido.-
Sorprendida
pregunta Miriam. -¿Qué clase de chico eres?-
-Simplemente
uno normal y corriente.-
Miriam
lo mira fijamente.
-¿He
dicho algo raro?- Pregunta Lavith.
-Mmm…
No sabías toda esa información si fueses un chico normal. Debería haberme dado
cuenta ayer…-
-¡¿De
qué leches estás hablando?!-
-Mmm…
Debería haberme dado cuenta la primera vez que te vi. Aun entonces, pensaba que
eras diferente.- Dice Miriam quitándole las gafas.
-¿Y
qué tiene que ver ese “eras diferente” con esta conversación? Y devuélveme mis
gafas.- Dice Lavith un poco alterado.
Ruborizada
le devuelve las gafas. –Toma. La única forma que tengo de explicarlo es… que
tengo una corazonada. Eso es todo.-
-Perdona,
pero por si fuera poco, está todo el tema de Laura, y algo sobre unos secuestros
que me contó Mar… Ups. Olvídalo.-
Miriam
sonríe diciendo. -¿Qué? ¡Ey, estabas a punto de contarme un secreto! Laura…
¿Qué pasa con ella? ¿Tienes algo que ver con la hermana de María?-
-¿Quién
es la hermana de María?- Pregunta confuso.
-La
hermana de María es la hermana de María. ¿A qué es interesante?-
Más
confuso dice Lavith. –Mmm… Para nada. Olvídala.-
-Venga…-
-Deja
de preguntar, Miriam, ya he oído bastante. Además, ¿qué leches tiene que ver tu
broma con venir de una familia religiosa? Y ¿por qué estáis repartiendo el
“aroma”? Y en primer lugar, ¿qué hace un ángel en esta escuela? Nah, eso último
no era más que una corazonada.-
-Tienes
razón.- Dice Miriam.
-¿Eh?-
Pregunta el muchacho.
-Sinceramente,
no aparentas ser una mala persona, ni un mentiroso… Así que seré tu aliada en
esta situación.-
El
muchacho no dice nada y Miriam se acerca mucho susurrando. –Tan solo quieres
saber por qué vine a esta escuela y qué es lo que estoy haciendo aquí, ¿no?-
-Sí.-
La
mano de Miriam se acerca a la mejilla y con su dedo índice acaricia los labios
del muchacho. –Es una larga historia. ¿Te importa si te la cuento luego, en tu
habitación?- Lame un poco la oreja del muchacho.
Asombrado
no dice nada el muchacho.
-Acabaría
agotada si me quedase aquí de pie y te lo contase todo. Además, ahora tengo
cosas que hacer.-
-¿Vendrás
a… mi habitación?-
Volviendo
a susurrar dice Miriam. –Sí, ¿por que no?-
-Espera
un momento… Piensa un poco en lo que estás diciendo. ¿Tanto confías en mí?-
Se
separa un poco Miriam diciendo. –Ah, bueno. No tendremos sexo si no quieres.-
-Deja
de provocarme, Miriam…-
Sonriendo
dice Miriam. –Nos vemos luego, Lavith.- Se despide y se aleja corriendo.
-¡Espera,
todavía no he acabado de hablar contigo!-
Suspira
el muchacho y con los ojos cerrados piensa. -¿Iba en serio? Debía estar de coña
al flirtear conmigo.-
-Lavith.-
Abre
los ojos y ve de nuevo a Miriam. -¿Sí?- Pregunta.
-Se
me olvida preguntarte algo…-
-¿El
qué?-
Con
una sonrisa pícara pregunta Miriam. -¿Cómo prefieres que vaya, con mi uniforme
de la escuela o en pijama?-
El
muchacho no dice nada.
-Hasta
luego… ¡Espérame luego!- Se despide Miriam mientras corre.
Camina
un poco el muchacho pensando. –Tan solo estaba tomándome el pelo, la muy puta.
No quiero que me pegue su locura. Aunque ha dicho algunas cosas bastantes
extrañas. Al menos ha aprendido que esas dos gemelas son ángeles… de un
transfondo religioso-espiritual.-
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.