Capítulo 58



            Se dirige al despacho del decano para entregar el informe.

            -Llego bastante tarde. Espero que siga dentro.- Piensa el muchacho.

            Toc, toc.

            -Pasa.- Se escucha dentro.

            -Bien. Todavía está aquí.- Piensa Lavith dando un suspiro. -¡Voy!-

            Al entrar ve a su tío sentado en su sillón detrás del escritorio.
           
            Se cruza de brazos diciendo. –Lavith…-

            El muchacho con la cabeza agachada por vergüenza dice. –Siento llegar tarde.-

            -No pasa nada.-

            Extrañado piensa. –Mi tío está actuando de forma extraña. Parece absorto en algo.- Deja unos papeles en el escritorio diciendo. –Aquí está el informe que me pediste.-

            -Oh…- Hojea el informe por encima. –Ya veo…-

            De repente se levanta de la silla en dirección al armario. En él guarda una amplia colección de licores, algunos muy caros.

            El muchacho piensa confuso. -¿Está mal de la cabeza? Está abriendo una caja fuerte oculta delante de mis narices.-

            Se abre la caja fuerte y el decano deja el informe dentro. La cierra diciendo. –Buen trabajo.-

            -Gracias.-

            Se sienta en su sillón el decano diciendo. –Todavía tengo algunos asuntos importantes que tratar contigo, pero ahora mismo debo asistir a una reunión muy importante. Mandaré a alguien para que te recoja cuando termine. ¿Podrás esperar un poco?-

            -¿Cosas importantes?- Piensa Lavith

            -¿Te parece bien?-

            -Sí, no me importa.- Dice el muchacho.

            -Entonces, te puedes marchar.-

            Se da media vuelta Lavith. –Mmm… ¿Puedo hacerte una pregunta?-

            -Por supuesto.-

            -¿Conoces bien a la señorita Sonia?-

            -Sí, claro.- Afirma el decano. –Ella es la razón por la que se convoca la reunión.-

            -¿Ocurre algo malo?- Pregunta Lavith.

            -Preferiría hablar más tarde sobre eso.-

            -De acuerdo.-

            -Nos vemos luego.-

            -Sí. Adiós…- Se despide Lavith.

            Sale del despacho. -¿Qué debería hacer mientras espero? Mmm… Miriam decía que María me estaba buscando.-

            Sube al primer piso y al pasar cerca de la sala de arte piensa. –Ayer, aquí, en la sala de arte, Tommy y Laura estuvieron…- Las ganas de estornudar le interrumpe. –No comprendo el comportamiento de Tommy. Normalmente es muy amable y educado, pero delante de Laura se vuelve agresivo y violento. La última vez le pidió romper con ella. Por otra parte, pensaba que Laura estaba… saliendo con él en contra de su voluntad. Tommy era muy agresivo, pero… Por lo que vi ayer, Laura le gusta cómo actúa.-

            Sigue su camino por todo el pabellón alfa, pero no encuentra nada fuera de lo norma ni a María. Al salir se encuentra con Yuta.

            -Eh, Lavith.-

            -Oh, Yuta. Tienes la cara roja.- Saluda el muchacho.

            -Sí, estoy con un resfriado. Me voy corriendo a mi habitación.-

            -Cuídate.-

            -Sí, gracias.- Se despide Yuta.

           

            -Espera.- Grita el muchacho, pero Yuta no se da cuenta. –He olvidado preguntarle sobre lo de anoche.-

            De camino a las pistas piensa. –Anoche conseguí que María me confesara que es la persona que conocí hace mucho tiempo en mi infancia. Me dijo que está en algún tipo de unidad policial investigando las “desapariciones” que están ocurriendo en esta escuela. Podría sonar a una locura sin sentido, pero no creo que esté mintiendo. María… para mí era como una hermana mayor. Mi hermana de hace cinco años, que siempre venía a visitarme cuando tenía un ataque… Lo que significa que todavía tendrá veintitantos.-

            Llega a las pitas pero no ve a nadie.

            -¡Lavith!- Saluda alguien detrás de él.

            Se gira y reconoce a María que viene hacia él con la ropa deportiva. –Ah, hola, María.-

            Alumnos salen del gimnasio y caminan a los lados del muchacho.

            -Espera. ¿No pasa nada porque hablemos delante de otras personas?- Pregunta Lavith.

            -No te preocupes. La gente no sospechará solo por vernos hablar, ¿no?-

            -Tienes razón.-

            -Además, ¿me prometes no hacer nada estúpido?-

            Algo confuso pregunta él. -¿Por qué me preguntas algo así?-

            -Hoy has hecho novillos, ¿no? Otros tampoco han ido por el resfriado, así que no se habrán dado cuenta… Si no estabas en clase, estabas haciendo otras cosas en otro sitio, ¿no?-

            -¿Ha afectado el resfriado a tanta gente?- Pregunta el muchacho.

            -¿No lo sabías? Igual cancelan todas las clases y cierran la escuela.-

            El muchacho piensa. –Vaya, no sabía que fuera tan grave.- Mira alrededor a los alumnos y dice. –No veo a demasiada gente enferma. No da la sensación de que haya pasado algo así…

            -¿Pero no crees que ahora asisten menos estudiantes a clase que antes?... ¡Eh, no cambies de tema!-

            -¿Estás segura de que deberíamos hablar de esto aquí?-

            -No pasa nada. ¿Qué hay de malo en que un compañero de clase te pregunte sobre lo de haber hecho novillos?-

            -Vale. No he hecho nada en especial. Tan solo he ido a la sala de lectura a escribir algunas cosas.-

            Entrecierra los ojos María diciendo. –Así que eso, ¿eh?-

            El muchacho piensa. –Mierda. Espero que no me pregunte por lo que estaba escribiendo.- Sigue mirando a ella y dice. –Verás, he estado investigando sobre el “aroma” del club de la ceremonia del té.-

            -¿Justo después de ser transferido?- Pregunta María.

            -Es mi naturaleza. Tengo que saciar mi curiosidad.-

            -¿Y qué tiene que ver eso con “escribir algunas cosas”?-

            -Me ayuda a organizar mis ideas y me permite pensar con más claridad.-

            La mirada de María se vuelve seria y piensa el muchacho. –Estoy completamente jodido.-

            Un silencio envuelve a los dos.

            -Eh, fuiste tú quien me dijo que me quedase en la sala de lectura.- Dice el muchacho.

            -Es verdad. Eso es lo que tienes que hacer. No llames la atención, ¿vale?-

            Lavith suspira aliviado. –Pero ¿cuánto tiempo tendré que estar haciendo esto? No me digas que me voy a pasar ahí la mitad del año.-

            -¿Por qué tendría que saberlo? Aunque…-

            -¿Sí?- Pregunta él.

            -No te puedo dar detalles, pero creemos que vamos a averiguar un montón de cosas esta noche.-

            Algo confuso pregunta el muchacho. -¿Esta noche?-

            -Así que ya sabes cuándo debes quedarte en tu habitación, ¿vale?-

            -Esta noche, ¿eh?-

            María se aleja sin despedirse.

            -¿Eh? ¿María?-

            … Un ligero silencio se produce y ve a María dirigirse a la residencia femenina sin mirar atrás.

            -Vaya, parece que ha visto a un bedel… Vi a una persona parecida cerca de la residencia femenina… Estoy seguro de que hay algunos tipos de seguridad haciéndose pasar por bedeles. En realidad, podrían ser miembros de una organización criminal… Ciertamente pueden serlo…- Piensa el muchacho.

            Al llegar al edificio principal, observa a los estudiantes charlar entre ellos, pero son pocos. Sube al segundo piso y se encuentra a la señorita Leticia en el pasillo.

            -Parece cansada.- Piensa el muchacho.

            La señorita Leticia sin decir nada pasa de largo.

            -Como si decirme “hola” le costase una barbaridad.- Piensa el muchacho mientras ve a la señorita Leticia levantar la mano y dirigirse hacia las escaleras.

            -Hay un resfriado chungo por ahí. Debe ser muy duro para ella…- Piensa.

            Se apoya en la barandilla y observa a los estudiantes. -¿Sabrán lo del disparo? Mmm… ¿Dónde estará Yuta?-

            Baja al Jardín Luna y ve a lo lejos a Yuta dirigirse a la biblioteca. Le sigue y al entrar Lavith no encuentra a nadie.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.