Se
dirige al pabellón alfa, al despacho del decano.
-Me
ha dicho que viniera… ¿Por qué?-
Al
llegar a la puerta escucha a dos personas.
-Creo
que lo ha malinterpretado, decano Rodríguez.-
-Sí,
la familia Vega me ofreció trabajar aquí, pero…-
-Eso
no significa que tengamos algún parentesco.-
-¿Así
que es eso? Lo siento. Estaba equivocado.-
-¿Este
trabajo tiene algo que ver con eso?-
-No,
no. Nada que ver. Por favor, olvídelo.-
-Está
bien. Me encargaré de lo de esta noche.-
-Gracias.-
-Me
voy.-
El
muchacho aparta la oreja de la puerta y se retira unos pasos. La puerta se abre
y aparece la señorita Leticia.
-Eh,
Lavith.- saluda la señorita Leticia.
-¿Dónde
vas a ir esta noche?-
Bastante
seria triste dice la señorita Leticia.
–Acaban de despedirme.-
Sorprendido
el muchacho pregunta. -¿Cómo?-
Con
una sonrisa dice ella. –Es broma. Tengo que irme un par de días.-
-Oh.-
-No
enfermes durante mi ausencia.-
-He
escuchado parte de la conversación con el decano. Sonabas muy guay cuando
hablabas con él.-
La
señorita Leticia aparta la mirada y se ruboriza. –N… No digas tonterías.-
Se
produce un ligero silencio.
Cierra
los ojos el muchacho. –Mmm…-
-¿Qué?-
Pregunta ella.
-Te
has puesto colorada.-
Niega
ella con la cabeza. –No, para nada.-
-Molas
mucho, señorita Leticia.-
-Para.
Por favor, para.-
El
muchacho mirándola piensa. –Es su debilidad.-
Con
una sonrisa en el rostro de la señorita Leticia. –Ya tuve problemas por
comentarios de este tipo.-
-¿Porque
te halagaban?- Pregunta Lavith.
-Al
principio era bastante agradable, pero antes de darme cuenta acabé controlada
por los demás.-
-¿También
te pasa a ti?-
-Una
observación un tanto extraña. Todo el mundo comete errores.- Dice la señorita
Leticia.
-Nunca
me lo hubiera imaginado de ti.-
-Eso
es porque no conocías a la
Leticia de joven. Y fui así hasta hace poco. Cometía un
montón de errores. Incluso en la actualidad.-
El
muchacho no dice nada y continúa ella. –Has venido a hablar con el decano,
¿verdad?-
-Sí.-
Afirma el muchacho.
-Entonces,
olvídalo. Adiós.-
-Adiós.-
Se despide Lavith.
La
señorita Leticia abandona el pabellón alfa.
-No
la veré en un par de días. ¿A qué se refería con eso último?- Piensa.
Toc,
toc.
-¿Eres
tú, Lavith?- Pregunta el decano desde su despacho.
-Sí.-
-Pasa.-
Abre
la puerta y entra al despacho. El decano sentado en su silla y con un puro
dice. –Gracias por esperar.-
-Y
bien, ¿qué era eso tan importante de lo que querías hablarme?-
-Antes
de nada, me gustaría preguntarte por tu salud.-
-¿Eh?-
Pregunta sorprendido el muchacho.
-¿Has
notado algún signo de los ataques?-
-No,
nada.- Niega con la cabeza.
-¿De
verdad?-
Afirma
con la cabeza Lavith.
-Bien,
me alegro. Y ahora centrémonos. Si la situación de la escuela no mejora, la
trasladaré a otro lugar.
-¡¿Qué?!-
Pregunta el muchacho sorprendido.
-No
hagas que lo repita. Cerraré la escuela. En el peor de los casos, la
trasladaré.-
-Pero,
¿por qué?-
-Lo
he estado meditando durante mucho tiempo. Comencé a planteármelo seriamente
este verano. La razón está reflejada en el informe que me has entregado. El
entorno estresa a los estudiantes. Y también existe otro motivo. Nos hemos dado
cuenta de que la seguridad de la escuela es vulnerable a los intrusos del
exterior. Y encima está aquel asalto. Si no encontramos al culpable, este lugar
seguirá estando en peligro.- Dice el decano.
-¿Asalto?-
Pregunta el muchacho.
-Alguien
atacó a Sonia Sanchez ayer por la noche. Todavía no he permitido que nadie
supiera de este incidente.-
-¿La
señorita Sonia?-
-Está
recibiendo el tratamiento adecuado en otro sitio mucho más seguro. Considero
que debo cerrar la escuela hasta que encontremos al culpable. Pero no quería
hacerlo público, así que lo he mantenido en secreto.- Dice el decano.
-Señorita
Sonia… Pobrecita.- Piensa el muchacho.
-Ahora
tengo que contarte algo sobre ti.-
-¿Sí?-
-En
cuanto reabra la escuela, permanecerás durante un tiempo, pero… Más adelante
haré que te transfieran a otro colegio.-
-¿Transferirme?-
Pregunta Lavith.
-No
tenía planeado hacerlo tan pronto. Pero será mejor para ti hacerlo de esta forma.
Ya te daré más detalles mañana. Hasta entonces, no cuentes nada de esto a
nadie, ¿de acuerdo?-
-Sí,
claro.- Dice Lavith.
-Ve
a tu habitación y descansa. Tengo que ir a un sitio.-
-Vale.-
Sale
del despacho del decano pensando. -¿Cerrará la escuela? Sería lógico hacerlo si
hubiese una epidemia de gripe, pero… Ha sido una decisión repentina. Y
trasladarla… Después de haber gastado tanto dinero en construir una aquí. En
fin…-
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