Capítulo 24


            -Debería informar a mi tío.- Se dirige al pabellón alfa. Abre la puerta y entra en la planta baja. –No hay nadie… ¿Pero qué..?- La puerta del despacho del decano se abre. –Está saliendo alguien. ¿Quién podría ser?... ¿Qué? Esa es…- Piensa mientras sale una persona.

            -¡Eh, María!-

            -¡Oh, Dios mío!- Se sorprende y se cae del susto.

            -¿Por qué te sorprendes tanto?-

            -¿Qu…? ¿Pero qué…?- Pregunta ella sorprendida e incorporándose.

            -¿Qué, qué, qué?-

            -¡No me pegues esos sustos! ¡Creía que me iba a dar un infarto!-

            -María, escúchame.-

            -¡¿Qué?!- Pregunta con tono alto y molesta.

            -¡No me chilles al oído!- Dice alejándose un poco.

            -Uy, lo siento.- Se calma y aparta la mirada.

            … -Tienes cara de haber hecho algo malo.-

            -¿Q… Qué? ¿Por qué dices eso?-

            -¿Hay alguien en el despacho del decano?-

            -Bueno… esto…- Dice bastante tímida.

            -No hay nadie, ¿verdad?-

            -Bueno, sí. Pero…-

            -¿Así que estabas espiando?- Pregunta él con tono burlón.

            -Bueeeno…- Sigue apartando la mirada y tímida.

            -Una estudiante tan ejemplar como tú haciendo esas cosas tan feas…-

            … No dice nada ella. –No puedes negarlo, ¿eh?-

            … Sigue callada, pero solo emite unos ruidos con la boca como intentando decir algo.

            -¿Qué? ¿Qué quieres decir?- Pregunta él.

            -No lo debería haber hecho.- Dice con tono bajo.

            -¿Puedes repetirlo?-

            -¡Ya te he dicho que no debería haberlo hecho! Pero la puerta estaba abierta, y la tentación de entrar era demasiado fuerte.-

            -Mmm…-

            -Una vez dentro, me he dado cuenta de que la gente podría pensar que estaba espiando si me veían salir tal cual.-

           

            -Así que no podía salir.- Dice ella.

            -Mmm…-

            -Y justo cuando me he decidido a hacerlo, tú has aparecido de la nada.-

            … -Desde luego, suena algo estúpido. Pero no te preocupes.-

            -¡Cállate!-

            -Entonces, ¿quién ha abierto la puerta?-

            -Eso, ¿quién?- Pregunta ella con la mirada apartada.

            -¿Se les olvidó cerrarla?-

            Una voz detrás de ellos pregunta. -¿Quién está chillando en el pasillo?-

            -¡Ups!-

            Tommy… No, él no…- Piensa al verlo.

            Se acerca a ellos y pregunta. -¿Eres María?-

            -Sí. Siento haber gritado.-

            -Joder, menuda tía. Está gritando como una loca y en un instante se comporta más fina que la seda.- Piensa mirándola.

            -No, está bien. Me han asustado, nada más. ¿Ha pasado algo?- Dice Tommy.

            -Bueno… Ella estaba…- Antes de que pueda terminar la frase. María se acerca a Lavith y le pellizca con fuerza. -¡Au!-

            -Nos hemos dado cuenta de que la puerta del despacho del decano estaba abierta, y… Y Lavith estaba a punto de entrar, así que estábamos discutiendo sobre si debíamos hacerlo o no.- Dice María.

            -Ah, vale.-

            … Lavith no dice nada y pregunta Tommy. -¿Qué le pasa?-

            María mira a Lavith y dice. –Se ha pillado los dedos con la puerta.- Y le vuelve a pellizcar.

            -¿Por qué me sigue pellizcando? –Piensa al sentir el pellizco.

            -No está bien eso de entrar en el despacho del decano sin permiso. ¿No lo sabías?-

            -Creo que realmente lo decía en broma.- Dice ella.

            -Bueno, entonces no hay que darle más vueltas. Confío en tu criterio.- Dice Tommy con tono serio.

            -Muchas gracias.-

            -Supongo que se les olvidó cerrar. Esperad aquí, iré a por las llaves.- Se va Tommy.

            -¡María!-

            Se aparta ella diciendo. –Sabía que ibas a intentar alguna jugarreta.-

            -¿Y quién ha sido el que ha acabado quedando mal?-

            -No seas tonto. Gracias a mí, ninguno de los dos nos hemos metido en problemas.-

            -Ya, claro.- Dice Lavith apartando la mirada.

            -Espera, que vuelve.-

            Vuelve Tommy. –Gracias por esperar. Voy a cerrarla.-

            Se dirige a la puerta y la cierra con la llave.

            -Gracias.- Dice María.

            -De nada. Bueno, supongo que nos veremos luego.-

            -Espero que no…- Piensa Lavith mientras ve alejarse a Tommy.

            -Me había olvidado de que tenía que hacer una cosa.- Dice ella viendo la puerta por donde se ha ido Tommy.

            -Espera un momento. Quiero saber qué hacías ahí dentro.-

            -Ya hablaremos, Lavith.- Se va detrás de Tommy.

            -Serás perra.- Piensa al irse ella sin contestarle.

            Al no tener nada más que hacer, sale del edificio y comienza a caminar sin rumbo hasta la planta baja del edificio principal; el jardín Luna.

            La sala del Consejo Estudiantil está en la planta baja.

            -Si me encuentro con Tommy en la residencia, ¿Significará que Laura está sola?-

            No hay nadie en el jardín Luna. Se puede escuchar el borboteo de la fuente. Los pisos superiores están vacíos; el eco del bullicio de la tarde ha cesado por completo. –Mmm… Recuerdo al tipo que vi en el primer piso, mirando de reojo. Es algo en lo que reflexionar.-

            Gira la cabeza Lavith viendo una sombra de alguien en el primer piso.

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