Capítulo 23


            -Tengo que recoger mi pañuelo.- Sube las escaleras y entra en la habitación, pero solo quedan unas pocas chicas limpiando. –Deben ser miembros del club. Pero tampoco hay muchos. Supongo que todos irán detrás del “aroma”.- Piensa mirando alrededor.

            -Lo siento. Ya hemos terminado por hoy.- Dice una de las chicas.

            -¿Qué?- Dice mirándola y ve que es la chica de esta mañana, de pelo negro con mechas azules.

            -¡Otra vez no!- La chica le agarra de la oreja estirándola.

            -¡Ay! ¿Pero qué estás haciendo? Deja de tirarme de las orejas.-

            -Estás molestando.- Abre la puerta arrastrando a Lavith.

            -¡Ay! ¡Para!-

            -¿Por qué?-

            -Porque duele.- Contesta él.

            -Tu peinado, y esas gafas…-

           

            -Muy típico…- Dice ella.

            -¿Qué?-

            -Está bien. Puedes irte.- Le suela la oreja.

            -¡Eh! Espera un momento.-

            -¿Qué?- El enfado se muestra en su rostro.

            -Exijo una explicación. ¿De qué estás hablando?-

           

            Da un suspiro ella. –En fin…-

            -¿En fin qué?- Pregunta un poco enfadado.

            -¿Crees que le debo una explicación a un pervertido que acaba de entrar en una habitación llena de chicas?-

            -¿Pervertido?- Los ojos del muchacho un poco más al escucharla.

            -O un agresor.- Se le abren más los ojos y continúa ella diciendo. –He oído que te paseas muy a menudo por este piso.-

            -¡¿Qué?!-

            -¿O es que lo que quieres es el “aroma” sin hacer cola? En cualquier caso, eres un gilipollas. Un completo gilipollas.-

            -Pero… serás…-

            -No vas a conseguir cabrearme. Sé que tengo razón. Te dejaré marchar si te vas sin más.-

            … -¡Pero será puta la muy zorra!- Piensa bastante enfadado.

            -¿Qué ocurre, Miriam?- Se escucha una voz de la sala del té.

            -No, no salgas.-

            -Demasiado tarde.- Se abre la puerta. –Ya lo he hecho.- Dice Lucía poniéndose al lado de Miriam.

            … Lavith la mira y dice ella. –Ah, hola. Te he estado esperando, Lavith.-

            -Hola…- Saluda él.

            Miriam mira al muchacho y a Lucía preguntando. -¿Qué?-

            -Ah, todavía no te he presentado a mi hermana pequeña. Lavith, esta es Miriam. Miriam, este es Lavith, el chico del que te hablé hace un rato.-

            Sorprendida Miriam pregunta. -¡¿Qué?!-

            … No dice nada él.

            -¿Ocurre algo, Miriam?-

            -Pero, Lavith es… es…-

            -Sí, es Lavith. ¿Ocurre algo?-

            Vuelve a mirar  Miriam a él. –Pero no encaja con la descripción que me diste.-

            -Ya te lo he dicho.- Dice Lucía con una ligera sonrisa.

            -Pero… pero…-

            -Te lo dije, Miriam.-

            Miriam empieza a llorar. -¿Miriam?- Pregunta su hermana.

            Llora con fuerza y se va corriendo.

            -Mmm…-

            -Discúlpala. No sé qué le pasa.- Dice Lucia.

            -Yo tampoco.- La mira y está con los ojos cerrados y piensa. –Debe sentirse muy avergonzada.-

            Ella entra y sale con un pañuelo. –Aquí  está el pañuelo.-

            -Gracias.-

            Lo huele un poco y pregunta ella. -¿Qué tal huele?-

            Muy bien. Gracias.-

            … Se produce un pequeño silencio. -¿Estáis limpiando?- Pregunta él.

            -Afirma con la cabeza ella.

            -No quiero molestar. Me iré ahora mismo.-

            -Vale, pues. Nos vemos mañana.-

            Se vuelve a meter en la sala, y escucha una voz. -Miriam dijo que no iba a ayudar…-

            -¿Pero de qué coño va todo esto?- Piensa. –Saldré fuera.-

            Caminando sin rumbo llega a la entrada de la biblioteca. Entra y se acerca a la recepción. La señorita Sonia está en el mostrador, sentada en su silla.

            -Hola.- Dice Lavith.

            -¡Ah, Lavith!-

            -¡Pero qué escritorio más desordenado!- Piensa mirando los libros. -¿Estás ocupada?-

            -No. Solo estoy haciendo algunas cosas.-

            -¿En serio? ¿El qué?-

            -Ah… Estoy escribiendo un ensayo.-

            Se acerca a ella y lee. –Veamos. Mmm…:”Mount Hunt (Montaña del Cazador). La creencia de la familia Anekohji”.-

            -Eh, se supone que no deberías mirar.-

            -Lo estás poniendo mal.-

            -¿Cómo?- Pregunta ella.

            -Querrías poner “Hunting” en vez de “Hunt”.-

            -Ah, eso. Las dos están bien escritas.-

            -¿En serio? ¿Es posible llamar a la montaña de diferentes formas?- Pregunta Lavith un poco extrañado.

            -Sí.- Afirma ella.

           

            -Hubo una vez que solo era “La Montaña” pero después comenzó a llamarse el “Monte del Cazador”.- Dice ella.

            -¿Y qué pasa con el “Mount Hunt”?-

            -No se llama así… Resulta que hace siglos hubo un hombre pervertido al que le gustaba el nombre porque le sonaba a “Mount Cunt”. Poesía barata.-

            -Ya veo.-

            -Todo el lugar estaba bajo el control de la familia Anekohji. Cuando todos fueron exterminados por una enfermedad, el pervertido intervino y se hizo con el control de la isla.- Dice ella agarrando un libro de la estantería.

            -Vaya, ese tío otra vez.-

            -Pero ¿sabías que además no permitió que ningún ciudadano accediera a ella?-

            -Claro que no.-

            -Pues estoy investigando el “motivo”.-

            -¿Es por eso por lo que estás en esta escuela?-

            -Se podría decir que sí. Soy descendiente de la familia Anekohji.-

            -¿En serio?- El asombro se hace más intenso en él.

            -¿No te habías preguntado por qué era la directora de la escuela? Fueron mis antepasados quienes la fundaron.-

            -Comprendo…-

            -Y ahora que te lo he contado todo, ¿por qué no echas un vistazo a algún libro?-

            -Verás, no es que no me gusten, es que no tengo demasiado tiempo para leer.-

            -Te recomiendo los que hay en el mostrador.- Dice ella señalando con el boli.

            -Variedad de géneros, ¿eh?-

            -¿Eso crees? Podrían ayudarte a incrementar tus conocimientos en varios campos.-

            … No dice nada él.

            -¿Qué ocurre, Lavith?-

            -Tú lo que quieres es evitar tener que colocarlos otra vez en las estanterías, ¿verdad?-

            -¿De qué estás hablando?- Pregunta ella.

            Se acerca al mostrador y ojea los libros. –De todas formas, no veo ninguno que me interese.-

            -Lástima.-

            -Tengo que irme.- Deja los libros.

            -De acuerdo. Y por favor, vuelve en otra ocasión ¿vale?-

            -Vale.-

            Se va a la sala de lectura y se pone a ojear algún libro.- Ah, Lavith.- Dice una voz de una chica joven.

            -Eh, Sara. ¿Estás leyendo algo?-

            -Sí. La señorita Sonia me dijo que ya había terminado por ahoy.-

            -Ya veo…-

            -¿Estás buscando algún libro, Lavith?- Pregunta Sara con una sonrisa.

            -Nah, solamente estoy dando una vuelta.-

            -¿En… la biblioteca?-

            -Sí.- Afirma él. –Es un lugar tranquilo, por supuesto. Aquí me puedo relajar.-

            Una gran sonrisa se esboza en Sara. –Sí, tienes razón.-

            -Por cierto, ¿qué estás leyendo?-

            -¿Yo?-

            Mira en la mesa y ve un libro de ilustraciones. Lo agarra y lo abre por la mitad. –A ver… ¿eh? ¿Y este adorno?-

            -¿Lavith?-

            -Sara, ¿has encontrado este libro en la biblioteca?-

            -Ummm…- Cierra los ojos ella. –No, es mío.-

            -Oh. ¡Increíble! Es un autor muy enrevesado. Desde luego lees libros complicados.- Dice asombrado.

            -¿Eso quiere decir que ya lo conocías?-

            -Sí, leí cosas suyas hace tiempo. Está enfocado para un tipo de personas muy concreto, pero me gustó.-

            Bastante animada dice. -¡¿De verdad lo crees?! Lo sabía, ¡lo sabía! ¡Yo también lo pienso!-

            -¿Eh? Ah…-

            -Me gustó “El amante de Lady Chatterley” y “Ulises” ¡pero “La tierra del más allá” es soberbio!-

            -Ah, así…- Dice Lavith.

            -¡Oh, estoy en el cielo!- Dice con la sonrisa en el rostro.

           

            -Me hace tan feliz hablar con alguien con quien tengo tanto en común.-

            -Me… alegro.-

            Sara se ríe tontamente. -¿Se encuentra bien?- Piensa Lavith.

            -“ejem”. ¿Puedo preguntarte algo?- Pregunta él.

            -¿Sí?- Deja de reírse.

            -Ese es un libro muy raro. ¿Cómo te hiciste con él?-

            -Me lo dio mi hermana.-

            -¿Tu hermana?-

            -Sí.- Afirma ella.

            -Ya veo.-

            Se produce un ligero silencio. -¿Te suele dar muchos libros?- Pregunta él.

            -Mmm… No, este es el único.-

            -Ajá, el autor es bastante extraño.- Piensa.

            -¿Lavith?-

            -Siento haber interrumpido tu lectura, Sara. Tengo que irme.-

            Se queda triste Sara y dice. -¿Qué? ¿Ya te vas?-

            -Acabo de acordarme de que tengo que ir a un sitio.-

            -Te aburro, ¿no?- Pregunta ella tristemente.

            -No digas eso… Adiós.-

            -Adiós…-

            Baja las escaleras pensando. –Leí “La tierra del más allá” solo una vez. Para ser una novela, es muy complicado. Pero, esos libros son tan…-

            Llega al mostrador. -¡Ey, Lavith!- Dice Sonia.

            -Ya estoy aquí otra vez.-

            -Te diré una cosa interesante si te llevas algún libro.-

            … No dice nada y pregunta ella. -¿A qué se debe ese silencio?-

            -No me refería a…- Piensa.

            -Olvídalo. Avísame cuando quieras algún libro.-

            -Sí…-

            Sale a la calle. El viento cada vez sopla más fuerte, y se está llenando las hojas caídas del suelo.-

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