Capítulo 32


            Llega a la planta baja de la residencia masculina, cerca de la recepción. Tras llevar a Sara a su cuarto, tuvieron que burlar a un guardia de seguridad.

            -Sara llegó a entrar, así que debería estar a salvo. He vuelto por el camino más largo para ver si podía encontrarlas. Pero no he tenido suerte. No he visto ni a María ni a Lucía por ninguna parte… Pero sí que he visto a bastantes bedeles. Tienen un trabajo realmente duro si tienen que seguir con lo suyo a estas horas. Además, parece que hacen muchas otras cosas además de limpiar. Y hay un montón… Y ahora… Hace bastante frío. En los pasillos también hace una rasca de cojones. Me vuelvo a la habitación… en cuanto llegue me voy a tomar un baño caliente y un buen trago. He acabado bastante quemado, así que igual me acuesto pronto.-

            Sube las escaleras hasta el pasillo donde está su dormitorio. –Ese es Tommy. Ya se ha cambiado y está bebiendo algo delante de una papelera.- Piensa mientras se esconde. -¿Por qué me acabo de esconder?- No creo que esté al tanto de lo que ha pasado esta noche.-

            Arroja  Tommy la botella a la papelera y entra en su habitación. –Bien, parece que ya se va. Así que esa es su habitación.-

            -¡Achís! Joder, sigue llevando ese perfume. Y ahora huele incluso más. El pasillo entero apesta a eso.- Dice tapándose la nariz.

            Se acerca a la papelera y ve una botella. –Esta es la botella que acaba de tirar. ¿Qué es esto? ¿Algún tipo de medicina? Me la guardaré, por si acaso. Es parte de mí ser desconfiado.-

            Llega a su dormitorio. –Al fin en casa.- Pone la mano en la puerta y se da cuenta de que no está sólo. -¿Hay alguien dentro? La puerta está abierta… Es verdad, cuando salí a ver a María olvidé cerrarla. Tengo un mal presentimiento… Noto un pestazo a alcohol salir de mi habitación.- Piensa mientras entra con cuidado y despacio.

            -Joder. Hay alguien dentro.- Piensa mientras escucha ruido dentro.

            -¡Bienvenido a casa!-

            Yuta esta de pie cerca de la cama con las mejillas rojas.

            -No te preocupes, ya me he preparado un trago. Creía que volverías antes.- Dice Yuta con problemas.

            -Parece bastante borracho.- Piensa mirándolo. Echa un vistazo a la botella que está en el suelo y piensa. –Y el muy cabrón se está bebiendo lo más caro.-

            -¿Quieres un poco?- Pregunta Yuta bastante contento.

            -Diría que te estás bebiendo mis cosas…-

            -Ah, ¿te molesta?-

            -¡Mamón! ¡¿Qué pasaría si alguien te viera?!-

            -No lo sé. ¿Qué deberíamos hacer?-

            -¡Esconde eso, joder!- Dice Lavith señalando la botella.

            -Vale.-

            -Hoy no es mi día.- Piensa con los ojos cerrados y suspirando.

            … Los dos se reúnen cerca de la cama para beber.

            -Y entonces un perrillo… salta sobre el oso…- Dice Yuta bastante borracho.

            -Eso está muy bien…-

            -Eh, Lavith, no estás bebiendo mucho.-

            -Eres tú el que se lo está soplando todo, idiota.-

            Yuta comienza a reírse de forma tonta. –Jaja, vale… ¿Qué te estaba diciendo?-

            -Algo de un perro que saltaba sobre un oso.-

            Se bebe todo el alcohol del vaso y mientras se lo llena. –Ah, eso. Pero el oso solo era una cría.-

            -Así que al perro no le pasó nada.-

            -Aunque bueno, el osezno llamó a su madre.-

            … Da un par de tragos Lavith. -¿Entonces sigue vivo o no sigue vivo ese puto perro?-

            -Bueno, esto…-

            -¿Sí?-

            -¡Sí, porque lo cogí y lo saqué de allí!- Alza la voz tras bebérselo entero el contenido.

            -¡Por el amor de Dios! ¿Quieres dejar de chillar? ¿Sabes qué hora es?-

            Se ríe Yuta y tapándose la boca dice. –Ups, lo siento.-

            -Estás muy borracho.-

            -Me da igual.-

            -Espera, eso es…-

            Yuta bebe de la botella directamente.

            -Cabrón. Eso es lo más caro que tengo.- Señala la botella. –La mangué  a mi padre, aun sabiendo que me iba a llevar una buena bronca.- Piensa viendo como Yuta se la bebe.

            -Deberías… bebe tú también.-

            -Lo haré, gracias.-

            -Vaya.-

            … Yuta cae rendido en el suelo. –Eres un jodido ladrón, ¿lo sabías?-

            Con la sonrisa en Yuta y los ojos cerrados dice. –Me encuentro de puta madre.-

            -Claro, has bebido como un animal.-

            Vuelve a reírse. Yuta.

            -¿Qué?-

            -Achís.- Estornuda y se limpia con el pañuelo de Lavith.

            -¡Pero cabronazo! ¡Ese es mi pañuelo!- Dice molesto.

            -Tú no necesitas este perfume…-

            -¿De qué estás hablando?-

            -Espera. Tenemos que esterilizarlo antes.-

            Yuta agarra la botella de alcohol. -¡No! ¡No le eches alcohol!- Empieza a bañarlo en alcohol.

            -¿Ves? Ahora ya está limpio. –Dice Yuta con una sonrisa.

            -Imbécil.-

            -Creía que no te gustaba el olor.-

            -Tengo mis motivos, ¿sabes?-

            -¿Esos motivos tuyos exigen esconder la cara y llevar gafas?-

            -Sí.- Dice Lavith molesto por lo del pañuelo.

            -Eso pensaba…-

            -Pero qué chorradas estás diciendo. ¡Cállate!-

            -Y yo que quería…-

            … No termina la frase Yuta y cierra los ojos.

            -¿Yuta?- Pregunta Lavith.

            -Me estoy quedando frito…-

            -Vuelve a tu habitación si te vas a sobar.-

            Yuta cae rendido por el sueño. Lo levanta del suelo. –Joder, cómo pesa, menudo idiota.-

           

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