Capítulo 19

    -Necesito un poco de aire fresco...- Sube para la azotea. Al llegar arriba mira un poco para el cielo. Al sol le falta poco para ponerse, está empezando a hacer frío. Comienza a mirar un poco al fondo mientras respira hondo. Hay un chico sentado en un banco de la azotea, es el mismo que salió de la residencia femenina.

    Un cascabel tintinea. -¿Qué?- Otra vez tintinea el cascabel. -¿La gata? ¿Dónde estás? Mmm…- Piensa.

    …

    Una imagen borrosa y fugaz le viene a la cabeza…

    …

    Otra vez le ocurre lo mismo y vuelve a escuchar el cascabel. –Me estoy mareando. Debo estar cansado….- Piensa.

    El chico que estaba sentado en el banco se acerca repentinamente. Agacha la cabeza Lavith y ve a la gata jugar con uno de sus zapatos, es la gata negra que vio esta mañana. El cascabel tintinea. Alza la vista y ve al chico irse sin decir nada, y la gata le sigue.

    -Supongo que le caerá bien.- Piensa mientras abandonan la azotea.

    Baja las escaleras dejando el edificio y se dirige a la biblioteca. Hay montones de hojas caídas por todas partes delante de la puerta. Entra dentro y se acerca a la recepción.

    -¡Oh, vaya! ¿Has venido a buscar algún libro?- Dice Sonia con una sonrisa.

    -No. Tan solo pasaba por aquí.-

    -Bueno. Si necesitas algo, por favor, no dudes en preguntarme.- Tras decirlo se mete en el almacén.

    No hay mucha gente en la recepción, así que se dirige a las escaleras para ir a la sala de lectura.

    … -Debería echar un vistazo.- Dice en tono bajo.

    Sube al primer piso. El techo está bajo y siente algo de claustrofobia. Hay montañas de estanterías lo suficiente altas como para alcanzar el techo. –Si hubiese un terremoto, la palmaría aquí mismo.- Piensa viendo todos los libros.

    La presión de la sala hace que deje de pensar. Recorre un camino estrecho hasta unas escaleras. El edificio tiene en realidad tres plantas, y todas ellas están saturadas de libros. –Demasiados para una biblioteca que nadie usa… Es comprensible que la señorita Sonia haya dicho que no tiene suficientes ayudantes.-

    El edificio se construyó antes de que se fundase la escuela, hace dieciocho años. Después lo reformaron y ampliaron varias veces, pero nunca derruyeron los cimientos originales. –Investigué un poco sobre la escuela antes de venir aquí.- Piensa mientras va agarrando algunos libros al alzar.

    En un principio se usaba también como biblioteca. Pero era de uso privado, y tiene ya un centenar de años. Pertenece a la familia Anekohji. Y el último descendiente resulta que es el fundador de esta escuela.

    Lavith se da cuenta de que ha estado aguantando la respiración por culpa del olor tan cargado a libro viejo que flota en el aire… A más de uno le pasaría lo mismo. Las estanterías forman un intrincado laberinto. Se puede ver a algunos estudiantes vestidos de blanco entre ellas. Están todos enfrascados en su mundo; permanecen en silencio y quietos como una estatua. La única cosa que conecta la realidad con este mundo es… el rítmico sonido del ventilador gigante que hay en el techo.

    Suspira el muchacho mientras se dirige a la habitación más recóndita de la habitación, la sala de lectura. En el interior de la habitación hay varios escritorios alineados de forma que concuerden con la apariencia externa del edificio. Unas luces iluminan tenuemente la sala.

    -Aquí solo hay una persona, una niña rubia con coletas que va y viene cargada con unos libros enormes.- Piensa.

    La niña se acerca diciendo. –Disculpa. ¿Estás buscando algo?-

    … -Es muy pequeña, unos diez años tendrá. Debe ser una novata.- Piensa viéndola dejar unos libros en la mesa.

    -Estaré encantada de ayudarte a encontrar cualquier libro.-

    -No, gracias. Tan solo estaba dando una vuelta.- Entrecierra los ojos y piensa. –Espera un momento… Esto es un instituto…-

    -Así que dando una vuelta, ¿eh?- Dice la niña con una sonrisa.

    -Sí.- Afirma Lavith.

    -Suena divertido.- Dice ella con tono alto y alegre.

    -Deberías hablar más bajo.-

    -No te preocupes, nadie se pasa por aquí.-

    -Pero sigue siendo una biblioteca.-

    -Vale.- Dice ella con el rostro un poco serio.

    -Muy obediente. Pero, ¿cómo te la has arreglado para entrar?-

    -Sara.-

    -¿Eh?- Ah, que te llamas así.-

    -Sí, me llamo Sara Abad. Pero puedes llamarme Sara, a secas.-

    …

    -¿Y cómo te llamas tú?- Pregunta ella.

    -Yo me llamo Lavith, soy de primero. Hoy acaban de trasladarme aquí.-

    -Entonces debes ser mayor que yo.- Dice ella con la sonrisa en su rostro.

    -Y tú más joven que yo.- Sonríe él.

    -Jeje, eres muy divertido.-

    … -Vaya, no para de reírse. Debe estar en esa edad.- Piensa.

    Sara se queda sonriendo y pregunta Lavith. -¿Trabajas aquí a media jornada?-

    Deja de sonreír y no responde. -¿Hola?- Pregunta Lavith.

    -Sara.- Dice ella con el rostro serio.

    -¿Qué?-

    -Es Sara.-

    -Ah, sí. ¿Así que trabajas aquí?-

    Sonríe un poco respondiendo. –Sí.-

    -¿Por qué te gustan los libros?-

    -Posiblemente.-

    -¿Posiblemente?- Pregunta él un poco sorprendido.

    -Mi hermana me dijo que encajaba en el trabajo, así que ese es el motivo principal por el que estoy así.-

    …

    -Pero también me gusta leer libros.-

    -¿Tu hermana estudia en esta escuela?- Pregunta él.

    Vuelve a ponerse triste y pregunta Lavith. -¿La hermana de Sara estudia aquí?-

    Sonríe un poco diciendo. –No deberías hablar tan alto.-

    -Ups. Lo siento.-

    -¡Sí! Aunque ya ha terminado. Va a empezar a dar clases este verano.-

    -Ah, así que ya se ha graduado.-

    -Me escribe y me llama a menudo.-

    -¿De verdad?- Pregunta Lavith, la mira y piensa. –Debe ser bastante guapa si es la hermana de esta pequeña.-

    -Lavith. ¿No hay ningún libro que quieras leer?-

    -Lo siento, pero no.-

    -Pues vaya. Sé donde encontrarlos todos.- Dice con el rostro un poco triste.

    -Pero eso no quiere decir que los odie. Ya vendré en otra ocasión a por alguno.-

    -¿En serio? Entonces, pregúntame a mí la próxima vez que vengas, porfi. ¿Vale?-

    -Claro, no te preocupes.-

    -¡Yupi!- Dice ella bastante alegre.

    -¡Shhh! No chilles tanto.-

    -Te estaré esperando con todo mi corazón.- Se despide de Lavith dando un beso en la mejilla. Agarra los libros y se va de la sala.

    …

    -Sara Abad. Menuda niña más vivaz.- Piensa mientras se dirige fuera de la biblioteca.

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