Capítulo 50



            -Llego algo tarde. ¿Puede que esté aquí?-

            Toc, toc.

            Lavith toca la puerta de la enfermería. Acerca la oreja a la puerta y escucha movimiento.

            -Parece que está.- Piensa.

            Pone la mano en el pomo y lo gira abriendo la puerta pensando. -¿Cómo? Está abierta.-

            -Ahhh…- Un gemido de dolor se escucha tras la puerta.

            -¿Señorita Leticia?-

            Entra en la enfermería y lo primero que ve son un montón de documentos desparramados por el suelo.

            -Ah… Aléjate.- Dice la señorita Leticia quejándose de dolor en el suelo.

            -Lo siento…-

            En mitad de la habitación está la señorita Leticia, cubierta de sudor.

            -¡¿Te encuentras bien?!- Pregunta Lavith.

            Mirando al suelo con respiración agitada responde la señorita Leticia. –Idiota… ¡Aléjate de mí!-

            -Señorita Leticia…-

            -Ahh… ¡¡Ahhh!!- Se abalanza al muchacho agarrándole de la chaqueta y camisa.

            Lavith la ve y piensa. –Ella es… muy fuerte.-

            -¡¡Ah, ah!!- Los quejidos de ella hace que agarre la chaqueta más fuerte aguantando el dolor.

            -Guau.-

            Las uñas de la señorita Leticia rasga el uniforme de él.

            -¡¡¡Ahhhhh!!!- Un fuerte dolor le da a ella.

            Lavith la agarra del brazo y cabeza para tranquilizarla un poco y dice mirando a todos lados. –Y no conozco ningún otro médico en la escuela al que podamos acudir…-

            -¡¡¡Ah, ah, ah, ah!!!-

            -Pero bueno, he oído que hay un hospital enorme cerca de aquí.- Piensa él.

            -Ahhh…- Vuelve a quejarse.

            El cuerpo de ella comienza a temblar un poco.

            -¡Joder, pero qué buena que está!- Piensa mientras la levanta un poco viendo sus pechos sudorosos.

            -Ahhh…-

            -Llamaré a una ambulancia.-

            La señorita Leticia aprieta los dientes quejándose de dolor.

            -¿Señorita… Leticia?- Pregunta él.

            -No hay razón… para llamar… a una…-

            -Pero mírate…-

            -Estoy bien… En serio…- Dice ella entre quejidos.

            -Pero podemos ir al hospital ese del que me hablaste, al que podía ir para cuando tuviese los ataques. Podría ser de ayuda a alguien con…-

            -¡¡Oohh!!- Sigue Rasgando la ropa de Lavith.

            -… Tus síntomas.-

            La señorita Leticia trata frenéticamente de respirar. –Ahh… Ahhh…-

            Lavith la mira sin poder hacer nada.

            -Empiezo a encontrarme mejor…-

            Sigue sin hacer nada por ella.

            -¿La…vith? ¡¡¡Auchh!!!-

            El muchacho la agarra de la cabeza y la mira a los ojos. Los dolores de ella parece ser que han desaparecido.

            -Señorita Leticia…-

            El dolor vuelve a hacer presencia. -¡¿Qué… pasa?!- Dice ella con quejidos.

            -¿Qué ha sido eso?- Pregunta él.

            -Nada… Absolutamente nada.-

            -¿Qué tipo de enfermedad es, de todas formas?- Pregunta él nervioso.

            -Lavith… Me duele mucho.- Dice ella cerrando los ojos.

            -¿Pero qué es? ¿No puedes curarte?-

            No dice nada ella.

            -Dime…-

            -No sé cómo recuperarme… Es mi destino.-

            -¿Destino?- Pregunta Lavith.

            -Llámalo el precio de la existencia… La mayoría de las enfermedades de este tipo mejorarían con el tiempo. Si hubiera podido superarlo de niña, no acabaría muriendo de una forma tan desagradable. No sé si tu enfermedad es la misma.- Dice ella apartando la mirada y mirando al suelo.

            Bastante confuso Lavith pregunta. -¿Por qué?-

            -Me considero a mí misma más una paciente que una doctora. Tus ataques son…- Un fuerte dolor punzante le da a la señorita Leticia. Se ruboriza y mira para un lado.

            -¿Señorita Leticia?-

            Vuelve a mirar al muchacho preguntando. -¿Sigues teniendo ataques?-

            -No.- Niega con la cabeza.

            -Bien… ¿Eran peores cuando eras pequeño?-

            -Sí…-

            -Hmm… No hay nada más que pueda hacer, pero no me preocuparía si fuese tú. Considéralos parte del pasado, y vive para el futuro.- Vuelve a ruborizarse y apartar la mirada.

            -¿Te encuentras bien, señorita Leticia?-

            -Lavith, escúchame.-

            -¿Sí?-

            -Cuando ibas a entrar en la habitación, te he dicho que no pasases, ¿verdad?-

            -Así es.-

            -Pues luego… no digas que no te avisé.-

            Confuso el muchacho pregunta. -¿De qué estás hablando?-

            -Cada persona reacciona de forma distinta ante estas enfermedades. Hay multitud de tipos.-

            -Ajá.-

            -En mi caso…- Continua ella ruborizada. –Cuando un miembro del sexo opuesto está cerca de mí. Que sea una enfermera, o profesora… Nada de eso importa…-

            -¿Pero qué clase de enfermedad es esa?-

            -Te aviso que a los internos… a veces les pasa lo mismo.-

            Las manos de la señorita Leticia se posan en el pantalón y se mueven hasta la entrepierna. Al llegar se la acaricia por encima del pantalón.

            -¿? ¡Eh!- Sin saber que hacer él, se deja llevar por la situación.

            Con la mirada pícara dice ella. –No te preocupes, Lavith. Si alguien nos ve, limítate a decir que fui yo quien te abordó.-

            El muchacho da un gemido al sentir las manos de ella en su entrepierna haciendo presión.

            -Pero estás muy enferma…-

            -Estoy cachonda… ¡Estoy muy mojada, joder! Eso es por lo que… nunca me han faltado hombres que quisieran estar conmigo.-

            Lavith no dice nada, tan solo goza notando como su miembro se hace más grande y duro.

            La señorita Leticia sin parar de acariciar el miembro del joven dice. –Por supuesto, siempre he rechazado educadamente a los que no quería.-

            Su miembro hace mucha presión en el pantalón.

            -Es por eso que los enfermeros de las ambulancias que llamaban de vez en cuando, volvían… satisfechos.-

            La señorita Leticia le desabrocha el pantalón y le baja la cremallera lentamente mordiéndose el labio. El muchacho traga saliva un poco nervioso y ella le baja el calzoncillo para agarrársela y besarla suavemente.

            -Guauuu…-

            Los ojos de ella miran a los de él. -¿Qué ocurre? ¿No te gusta?-

            -No es eso… Es que nunca esperé que una mujer me llevase a la cama.-

            -Entonces, ¿quieres que empecemos de nuevo?-

            -No, gracias.-

            La señorita Leticia se introduce el miembro en la boca notando como va creciendo. Comienza a mover la boca lentamente mientras gime. –Mmmm…-

            -Señorita Leticia…-

            -Ya te lo he dicho. No me llames “señorita”. ¿Qué tal “Leticia” a secas? ¿Te va bien?- Dice la señorita Leticia mientras se la agarra y mueve la mano arriba abajo rápidamente.

            -Está bien, Leticia…-

            Vuelve a metérsela en la boca y ayudarse con la mano para acariciarle los testículos.

            El muchacho agarra la cabeza de ella. –Ahhh… Espera un momento…-

            La señorita Leticia no se detiene y sigue moviendo la cabeza más rápido hasta que Lavith eyacula.

            Con la mirada picarona mira al muchacho preguntándole. –Y bien, ¿qué tal?-

            -No puedo… controlarme.-

            -Mmm… Acabas de correrte hace un momento… ¿Estás listo para un segundo asalto?- Pregunta ella.

            -No puedo… creer… la suerte…-

            -Algo así… Entonces, con la lengua… ¿te gusta más?- Agarra el miembro con fuerza y le lame los testículos subiendo la lengua por el miembro hasta la punta, lamiéndolo en círculos.

            -Qué placer… No voy a poder aguantarlo mucho más.-

-Eres un flojucho. Va a ser aburrido si acabas ya….-

            -No espero la misma intensidad de un hombre de mi edad… en vez de eso, intentaré… esto.- Se quita la ropa, hasta quedar desnuda.

            El muchacho se quita la ropa más rápidamente que ella. Se coloca detrás de ella. Se coloca detrás de ella agarrándola por los pechos y lamiendo su cuello.

            -¿? Guau…- Se sorprende ella.

            Una mano del muchacho se dirige a la entrepierna para acariciársela tocando el bello púbico e introducir un dedo.

            -Eh, ¡espera!- Dice la señorita Leticia.

            -Es un poco tarde para eso, señorita Leticia.- Introduce un dedo en ella notando el interior bastante húmedo.

            -¡No digas tonterías, idiota!-

            Una mano del muchacho acaricia un pecho y pellizca suavemente un pezón.- Gracias por quitarte eso de las tetas…-

            -Au… Idiota… Menudo desperdicio… Mmmmm…-

            -Yo no diría eso.-

            Saca el dedo de su entrepierna y la empuja a la cama cayendo boca arriba. Se acerca él y con su miembro duro y gordo lo introduce en la entrepierna de la señorita Leticia.

            Tras un rato moviendo la cintura mientras agarraba sus pechos y gimiendo. La saca y agarrando la cintura de la señorita Leticia la cambia de postura mirando el cuerpo a la izquierda.

            -Ahh…- Vuelve a gemir a sentir el miembro de Lavith en su interior.

            Los movimientos de cintura son más rápido junto a los gemidos.

            -Vamos, Leticia… Gime para mí con tu dulce voz.-

            -¡Ahh! ¡¡Ahhh!!-

            Las penetraciones son más fuertes.

            -Sí… Qué apretado.- Dice él mientras le agarra un pecho.

            -¡Menuda postura más ridícula!- Dice ella al ponerse a cuatro patas.

            Introduce el miembro preguntando. -¿Me puedo mover señorita Leticia?-

            -¡Deja de decir eso! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡AHHHH!-

            -Señorita, señorita, señorita, señorita… señorita Leticia.-

            -¡Para! ¡¡Ahhhhh!! Ah, ¡Lavith! ¡¡Lavith!!-

            Leticia grita con una furia alocada y lujuriosa.

            -Joder, no puedo aguantarlo…- Dice Lavith intentando no eyacular.

            Los gemidos de la señorita Leticia son más altos. -¡AH! ¡¡AH!! ¡¡¡AH!!!-

            Lavith eyacula dentro de ella y a continuación lo hace la señorita Leticia.

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