Sale afuera del pabellón alfa y camina sin rumbo. Llega al edificio principal y sube las escaleras hasta el segundo piso y camina hasta el ala oeste. Se detiene ante la puerta de su clase. –No puedo decir que me identifique mucho con ella, aunque no debería ser así. Estos últimos días, que es el tiempo que llevo aquí, he estado adormilado. Caigo rendido nada más sentarme. ¿Quizá sea porque estoy siempre tenso?...- Piensa mientras mira a los estudiantes.
Al no encontrar nada interesante, abandona el edificio principal y llega al campo. Puede ver a todos los minúsculos estudiantes en el extenso y espacioso campo. Están todos participando en las actividades de sus clubs. –Visto así, parece como si fuera una escuela normal. Quizá sea problema mío el que no sea capaz de mezclarme… Joder, tengo cosas que hacer.-
Se acerca a las pistas. El club de Educación Física está iniciando sus actividades extraescolares. -Tras el incidente de esta mañana, llevé a María desde el bosque, cruzando todo el camino de la valla, hasta la enfermería… ¿Eh?-
Una estudiante acaba de entrar en el bosque. -… ¿A qué habrá ido allí?-
Entra al bosque donde la estudiante. –Estoy seguro de haber visto una persona entrar por aquí.- Camina con cuidado. –Veo un sendero, a mis pies. No es el mejor camino del mundo, pero lo prefiero a ir por los matorrales. Este lugar es podidamente más cómodo que el que utilicé para cargar con María… Recuerdo el disparo de esta mañana. Me pregunto si lo habrán resuelto de verdad. Vale… ¡Allá vamos!-
Sigue caminando. -¿Pero hasta dónde va a zigzaguear el camino? ¿Eh? Se está ensanchando un poco.- Se queda sin aliento. –He andando bastante…- El espacio ahora es más grande. Se detiene y se queda de pie. –Estoy en mitad del bosque. Como el camino se bifurque, probablemente me perderé. Puede que la valla esté oxidada, pero se extiende un buen trecho. ¿Eso quiere decir que toda esta zona ya no está bajo la jurisdicción de la escuela? ¿Eh? ¿Pero qué…? De repente me encuentro muy mal.- Se agarra el estomago y sudando piensa. –Si me he puesto así por hacer un poco de ejercicio, quizá lo mejor será que vuelva y me tumbe en la cama.-
Una voz se escucha por detrás. –Ahh…- Aparece una chica de entre los matorrales, Lavith se gira pensando. –La hermana pequeña de Lucía… Se llama Miriam, si no recuerdo mal.-
-¿Qué estás haciendo aquí?- Pregunta ella.
-¿No puedo dar un paseo? ¿Está prohibido?-
-No es que no tengas permiso, pero…-
El muchacho se queda en silencio pensando. -¿Es esta chica la persona que he visto entrar hace un momento?-
-Esto…- Dice ella sonriendo.
-¿Eh?-
-Sobre lo de ayer…-
-¿Qué pasa con lo de ayer?- Pregunta Lavith.
No dice nada ella y pregunta él. –Oh. ¿Lo de confundir a alguien por un acosador, estirarle de las orejas y arrastrarlo por todo el pasillo?-
… No dice nada ella, tan solo su rostro de molesta.
-¿Me equivoco?-
-Me niego…- Responde ella. –Iba a pedirte perdón, pero… me niego rotundamente.-
Sintiendo indiferencia Lavith dice. –Pues bien.-
-En cualquier caso, ¿qué estás haciendo aquí?-
-¡Lo que me da la gana! Quería saber hasta dónde llevaba el camino.- Tras decirle eso, comienza a alterarse y piensa. –Vaya, joder… Me encuentro fatal.-
-Mmm…- Dice ella con rostro sereno.
-¿Qué significa eso?-
-A partir de aquí es propiedad privada. Entrar sería un crimen.
-Ah, vaya.- Dice él más tranquilo.
-Bueno, ten cuidado.-
Y con esas últimas palabras, Miriam regresa al camino. -¿Y abandona así a un pobre chico enfermo? Ya no existe la bondad en este mundo.- Piensa.
Al mirarla cabreado, se da cuenta del incierto sendero que tienen bajo sus pies. -¿Pero qué mierda le pasa a Miriam? ¿Y por qué me encuentro tan podidamente mal? ¡Bah! Mierda, tengo que ir a la enfermería…-
Se calma y vuelve a pensar. –Lo dejo estar. Daré marcha atrás, si el malestar me lo permite…-
Llega a las pistas. –Qué extraño, María no está aquí. Estoy un poco preocupado por la herida que se ha hecho esta mañana en la pierna.-
Vuelve a la habitación a descansar. -¡Hogar, dulce hogar! Aquí no necesito las zapatillas.- Se las quita y se sienta en la cama. –Averiguaré que miembros del club de la ceremonia del té están usando el “aroma”, y le pediré a la señorita Leticia que inspeccione el contenido de la botella con el medicamento. Entonces solo me quedará esperar a que termine la charla del despacho del decano…-
Sale al balcón y enciende el mechero. Se recuesta, disfrutando de la vista y comienza a fumar. Tras darle la primera calada empieza a toser. –Oh, tío… No puedo seguir fumando esta mierda. Lo sabía. Algo en mi cuerpo ha cambiado. No va a poder seguir aceptando esto. ¿Por qué será?-
Entra en la habitación y se pone las zapatillas para salir fuera.
Se dirige al pabellón alfa para ir a la enfermería.
Toc, toc.
… -La señorita Leticia no esta aquí. Quizá esté durmiendo, y creo saber donde puede estar.-
Sube a la azotea y ve a la señorita Leticia sentada en un banco. –Por fin la he encontrado.-
Se acerca a ella y se sienta a su lado. –Hola.-
-Hola, Lavith.-
El muchacho la mira como viste; un vestido corto con bastante escote y falda corta con una bata médica abierta. –Joder, menuda ropa más provocativa que me lleva. ¿No sabe que los adolescentes estamos muy salidos?- Piensa.
Leticia mira al muchacho y pregunta. -¿Qué, algún problema con mis pechos?-
El muchacho rojo por haberle pillado dice nervioso. –No…, quiero decir… ¿Es tu hora de descanso?-
-Sí. Ha sido un día muy agitado.-
-¿Mucha gente herida?- Pregunta él.
-No, la única herida que he tenido que curar era la de la chica esa que has traído. Me refería a la gripe común. ¿No has notado que hoy ha faltado mucha gente?-
-Ahora que lo dices…-
-Ayer, ya te dije que esto iba a pasar.-
-Has debido tener un día muy duro.-
-¡He dado mil vueltas entre las dos residencias y la enfermería a lo largo del día!- Dice ella.
-Buen trabajo.-
-Estoy agotada…- Da un bostezo.
-Me lo imagino.-
-Ser enfermera en un colegio es… un coñazo.-
-Tampoco te quemes demasiado, que eres la única que tenemos.-
-Gracias…-
Saca la botella del bolsillo y la enseña. –Me preguntaba si podías revisar el contenido de esta botella.-
La mira como esperando algo y dice él. –Por favor.-
-¿Qué es?- Pregunta Leticia.
-No lo sé.-
-¿Sigues investigando?-
-Algo así.-
-De acuerdo… Vamos a echarle un vistazo.- Agarra la botella.
-¿Qué crees que es?-
… Tras mirarla un rato responde. –No lo sé.-
-¿Perdona?- Pregunta Lavith confuso.
-No lo recuerdo.-
-¿Qué quieres decir?-
-Por un casual, ¿no estarás pidiéndome ayudada por un rumor raro que oíste sobre mi?- Pregunta Leticia.
Alza la mirada pensando y dice –No…-
-Cuando comencé a trabajar en este colegio a principios de año, todo el mundo venía a pedirme ayuda. Pensaban que era la consejera, o algo así.-
-Comprendo.- Mira al suelo pensando. -¿No mencionó María algo sobre esto?-
-Estaba tan ocupada escuchando los problemas de los estudiantes que no podía hacer mi trabajo. Les dije que no volvieran nunca más a no ser que fuera algo realmente importante. Se creen que tengo las soluciones para todo, y pensaba que tú ibas a salirme con las mismas.-
El muchacho no dice nada y continúa ella. –En fin, eso pensaba, pero parece que si tienes una duda científica que consultarme. Tú dirás.-
-Bien… Entonces, ¿sabes lo qué es?-
-Ya te lo he dicho, no lo recuerdo.-
-¿Entonces a qué venía la historia esa de la consejera de todo el colegio? Pensaba que me ibas a ayudar.-
-Yo también pensaba eso, pero he cambiado de idea.-
El muchacho indignado no dice nada.
-Quizá me venga a la cabeza esta tarde, cuando limpie la enfermería.-
-Imagino que quiere que le ayude a limpiar.- Piensa.
Se produce un ligero silencio y dice él. –Oh, por favor. En ese caso deja que te ayude a limpiar.-
-Gracias. ¿No te molesta?-
-No, para nada.-
Bosteza Leticia. –Bueno, creo que voy a echarme una siesta.-
-¿Aquí?-
-Por supuesto. Hace un buen día. Y también trabajo mientras duermo, así que seré más productiva si echo una buena cabezada.-
-¿Trabajas mientras duermes?-
-Sí, organizo mis ideas y esas cosas.-
-¿En sueños?- Pregunta él.
-Podría decirse así.-
-Ya veo.-
-Me voy a dormir, así que no me despiertes, ¿vale?-
-Créeme, no tengo ninguna intención de hacerlo. Pero antes de que te recuestes…-
-¿Sí?-
-Has dicho que has dado muchas vueltas por el campus esta tarde, ¿Verdad? ¿Has visto a algún policía o guardia?-
-No he visto a ningún policía, pero sí a unos cuantos guardias deambulando por ahí.-
-¿Ah, sí?-
-Pero tampoco es que haya estado fuera tanto tiempo, así que…-
-Oh, vale.-
-¿Eso es todo?- Pregunta Leticia.
-Una cosa más.-
-Más te vale que sea la última.-
El muchacho traga saliva y pregunta. -¿Qué talla de sujetador usas?-
Apartando la mirada Leticia pregunta. -¿Por qué tendría que decírtelo?-
-Bueno, al menos lo he intentado.- Piensa Lavith.
-Buenas noches.-
Lavith se levanta y se tumba ella en el banco para dormir.
-Será mejor no despertarla e irme.- Piensa mientras deja la azotea.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.