Capítulo 16


            Prosigue su camino hasta las pistas y se encuentra a María con el uniforme deportivo.

            -Ya veo… Así que este es el club de baloncesto.-

           

            -¡Eh María!- Se acerca ella. –Bien, se está acercando.- Piensa.

            -Ya te he dicho que no me llames así delante de los demás. La gente podría pensar lo que no es.-

            -¡Pero qué estás diciendo! ¡No me dijiste nada de eso en el pasillo!-

            -¡Porque no estabas siendo tan escandaloso!-

            Cierra los ojos dando un suspiro y dice Lavith. –Pensar lo que no es, ¿eh?-

            -¡Sí!- María cada vez está más molesta.

            -¿No estás siendo un poquito paranoica?-

            -¡No es verdad!- Contesta María.

            -Pero… ¿por qué?-

            -Porque… porque si me llamas así, se creerán que eres mi novio.-

            -Eso no es así.-

            -¿Cómo que no?- Vuelve a preguntar María.

            -Eh… Si me hubieras dicho que te avergonzaba que te llamase por tu nombre… Es problema tuyo por ser demasiado cortada, que es lo que hace que te enfades tanto. Tu subjetividad es quien lo decide.-

           

            -Pero, en este caso, tienes la opinión de otra persona, así que tu subjetividad no significa nada.- Dice Lavith un poco enfadado.

            Sorprendida y roja pregunta. -¿Eh?-

            -Quiero decir que lo que tú crees sobre una situación no tiene por qué ser la opinión de los demás. Tendrías derecho a decir lo que has dicho, si fuésemos realmente novios.-

            … La mirada de María cambia a triste.

            -¿Te ha quedado claro?-

            -Sí…- Responde María con el tono bajo.

            -Perfecto. Continuar con esto no tendría sentido.-

           

            -Punto final.- Finaliza Lavith la pequeña discusión.

            -Lo siento, es culpa mía. Tan solo mencioné lo de no ser demasiado amigable conmigo, ¿no?-

           

            -Sí, pero ¿debería dejar de hacerlo?- Pregunta el muchacho.

            -¿Dejar de hacer qué?-

            -Llamarte por tu nombre. Si te resulta demasiado molesto…-

            -Yo no he dicho eso.-

            -Entonces te seguiré llamando así. Y si no te gusta, dilo ahora o calla para siempre.-

            -Umm… ¿Qué debería decir?... Está bien, tiene gracia. Así que… no me importa.-

            -¿Qué se supone que significa eso?- Pregunta Lavith.

            Cambiando de tema para no liarse los dos más, pregunta María. –A todo esto… ¿qué era lo que querías?-

            … Lavith no dice nada, tan solo se queda mirándola, recordando al bedel y a ella salir del bosque.

            -¿Lavith?-

            -Ah, sí…- Dice un poco distraído y piensa. -¿Qué qué quería?-

            Con duda pregunta María. -¿Quieres decir que me has llamado… porque sí?-

            -No… En realidad, te he visto salir del bosque con un bedel.-

            -¿Eh?- Pregunta María bastante roja y algo sorprendida.

            Se produce un silencio incómodo pero dice Lavith. –Lo siento. Olvidé mencionártelo. Porque no vi nada… Absolutamente nada.-

            El rostro de ella se vuelve más rojo. -¡¿Pero qué estás insinuando?!-

            -Pues eso, que cuando un chico y una chica salen juntos de unos matorrales… ¿Tengo que seguir con la explicación?-

            -¡No! ¡No tienes que explicar nada!-

            -¿Me equivoco?- Pregunta María.

            -¡Por supuesto!-

            -Vaya…-

            -¿Podrías olvidarte de semejantes malentendidos, por favor?- Pregunta María un poco sería.

            -¿Malentendidos? ¿Qué es lo que he entendido mal?-

            María se acerca mucho y le agarra de la chaqueta diciendo. –Escúchame, pedazo de…-

            -¡Era broma!- Dice rápidamente Lavith para que no le golpeara. –Entonces, ¿qué estabas haciendo?-

            -Eh…-

           

            María se pone triste y dice. –Se… murió.-

            -¿Quién?-

            -Mi canario.- Responde ella.

            -Vaya…-

            -Y el bedel estaba buscando un buen sitio para enterrarlo.-

           

            -Pero no me di cuenta de que estuvieses allí.- Dice María con una ligera sonrisa.

            -Ajá. Verás…-

            -¿Sí?-

            -Bueno, ehh… Sí, resulta que estaba andando por el otro lado del bosque.-

            Los ojos de María se dirigen a los pies del muchacho. –Ah, así que es por eso que tienes barro en los pies.-

            -¿Eh? Sí, sí.- Dice Lavith mirando sus huellas de barro.

            -Se supone que no debemos entrar en el bosque, así que no deberías hacer esos paseos.-

            -Vale…-

            -Oh, oh. Hemos estado hablando durante mucho tiempo.-

            Lavith mira a los demás del club y dice. –Estabas en mitad de una actividad del club. Lo siento.-

            Niega con la cabeza María. –Y una cosa más… Ten cuidado. La gente podría pensar que eres un pervertido si te ven vagando por este sitio.-
           

            María vuelve con sus compañeros. -¿Estaba insinuando que parezco un pervertido? Será mejor seguir con lo mío.- Piensa Lavith viéndola jugar.   

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