Capítulo 15


            Deja el tejado y comienza a bajar las escaleras hasta la planta baja y abandona el edificio. Cierra la puerta y se acerca a la biblioteca que está al enfrente.

            -Estoy delante de la biblioteca. No hay nadie por aquí porque las clases han terminado. Puedo oír las voces del campo y el edificio principales. Pero me siento sólo aquí delante… ¿la usará alguien?- Piensa mirando la puerta.

            -¡Eh, Lavith!-

            -¡Ah, señorita Sonia! ¿Qué pasa?-

            -Me he caído, pero no pasa nada.- Responde con una sonrisa.

            -¿Te encuentras bien?-

            -Sí. Ya estoy acostumbrada.-

            -Por cierto, Lavith…-

            -Dime.-

            Con una sonrisa y acercándose dice Sonia. –Me alegra que me llames por mi nombre.-

            -Ya sabes que eso no quiere decir que…-

            -Te has puesto colorado.- Dice Sonia poniendo su mano en la mejilla de Lavith.

            -Señorita…-

            -Ah, me gustaría hacerte una pregunta.-

            Se aleja un poco de ella preguntando. -¿Ah, sí? ¿El qué?-

            -No he tenido tiempo para hacértela esta mañana.-

            -Ya.-

            -Me preguntaba qué tipo de relación tienes con el decano Rodríguez.-

            -¿Cómo?- Pregunta Lavith un poco extrañado.

            -Te han trasladado a esta escuela sin haber realizado la prueba de acceso. Para eso debes haber tenido la aprobación del decano.-

           

            -Es cierto. No he hecho ninguna prueba.- Piensa Lavith.

            Sonia se acerca al muchacho diciendo. –Así que, ¿puedes explicármelo?- El rostro de ella se pone un poco serio.

            Lavith no dice nada. –No sé hasta dónde puedo hablar.- Piensa sin apartar la mirada de ella.

           

            -Mi tío me dijo que sólo le informara a él.- Vuelve a pensar.

            -¿Lavith?- Pregunta Sonia.

            -No lo sé. Nunca he conocido al decano en persona. Igual conocía a mi abuelo o algo así. A mí también me ha sorprendido que me admitieran.-

            -Así que es eso.- Dice Sonia cerrando los ojos.

            -¿Hay algún problema?-

            Sonia vuelve a sonreír diciendo. –No, solo te he preguntado por curiosidad.-

            -¿De verdad?-

            -Tengo que seguir trabajando. Nos veremos luego.-

            -Adiós.-

            -Gracias.- Y se despide Sonia dándole un beso. –Adiós.-

            Entra en la biblioteca Sonia y cuando cierra la puerta, el muchacho se toca la mejilla diciendo bajo. –Me ha besado en la mejilla… Me pregunto si trata igual al resto de estudiantes.-

            Se gira mirando la rotonda que hay enfrente pensando. –Seguiré mirando por otro lado.-

            Caminando llega al campo principal. –Algunos clubs atléticos están realizando sus actividades en el césped de allí. Fútbol, fútbol americano y esas cosas… Aunque todos los clubs hiciesen sus actividades aquí sería imposible llenarlo. Parece que también hay algunos alumnos que no pertenecen a ningún club jugando en el campo… No soy de los que les guste salir mucho. Nunca he llegado a usar esa estúpida bicicleta que hay en mi habitación.-

            Mira el gimnasio que está cerca de la pista y entra dentro. No ve a nadie pero escucha a alguien hablar. –Entendido. Deja que se las apañen.-

            … -¿Qué? Creo que he oído a alguien… ¿Igual ha sido fuera?-

            Alguien se acerca a Lavith. De las escaleras se ve a lo lejos a Roberto. Nervioso comienza a buscar donde esconderte, mira a la puerta de salida pero haría mucho ruido al abrirla para que no le descubra y con su enfermedad, no puede correr mucho. Así que se esconde rápidamente detrás de un pilar.

            … -No hay nadie excepto Roberto. Mira que odio a ese jodido mal nacido.- Piensa sin moverse del sitio.

            Roberto pone la mano en la puerta de salida y antes de abrirla, Lavith tose. Se gira un poco pero abre la puerta dejando el gimnasio. Tras esperar unos minutos sale de su escondite y abre la puerta saliendo del gimnasio.

            Rodea un poco el gimnasio y encuentra dos pistas de tenis y dos de baloncesto detrás del gimnasio, está vallada… Los clubs de tenis y baloncesto están jugando. Hay un buen grupo de chicas por aquí, posiblemente porque está de camino la residencia femenina.

            -Achiis. Debe ser el perfume de alguien.-

            Pasa de largo las pistas y llega a un camino de adoquines atravesando el bosque que lleva a la residencia femenina. –Este es el paseo que conecta la residencia femenina con la escuela. Es un bonito camino con farolas en sus aceras.- Dice en tono bajo.

            Se acerca a una farola y se queda mirando al fondo del bosque. –Hay un bosque a ambos lados del paseo. Debe ser espeluznante atravesarlo por la noche. Especialmente el lado norte, que lleva a las montañas…-

            Se produce un silencio y escucha acercarse alguien. Un hombre con el uniforme de los bedeles sale del bosque un poco alejado de él. –Me has asustado, cabrón.- Piensa el muchacho un poco nervioso.

            Tras pasar de largo el bedel, Lavith se oculta enseguida tras unos arbustos y escucha lo pasos de otra persona en el bosque.

           

            -Es María… ha salido por el mismo sitio que el bedel y se ha dirigido hacia las pistas.- Piensa y se queda en blanco, al pequeño instante le viene la imagen de ella saliendo del bosque. Su cara estaba bastante pálida. –Me pregunto qué estarían haciendo allí.- Sale del arbusto y pone rumbo a la residencia femenina.

            Cuando llega, observa que está muy limpia y encima de la puerta hay una escultura de una mujer con un vestido y con alas de ángel.

            -Es increíble la cantidad de chicas que debe haber aquí, en un solo edificio. Como se encuentra al final del paseo, nadie tiene ninguna razón para venir, excepto para ir a la residencia femenina.- Piensa mirando a todas partes del edificio.

            Los guardias de seguridad comprueban que no hay nadie sospechoso y uno de ellos le mira con expresión penetrante.

            -¿Eh?-

            Un chaval con pelo corto, liso y moreno, sale de la residencia mirando a Lavith por unos instantes. Saca un pequeño pañuelo y se limpia las gafas de vista mientras camina por el paseo.

            Lavith lo mira alejarse pensando. –Acaba de… ¿salir de la residencia femenina? Se supone que este sitio está vetado a los hombres. ¿Qué estará pasando aquí?-

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