-Viene de allí.- Señala María al bosque.
-¿Qué es?-
-¡Han sido disparos!- Comienza a andar deprisa ella.
-¿Disparos? ¡Espera! ¡Por ahí se va al bosque! ¡Tienes la pierna mal!- Pero no escucha nada y no se detiene. –Se ha ido.-
La sigue a través del bosque. –Joder. ¿Por qué coño tengo que subir por aquí? Quizá debería haberlo rodeado.- Piensa mientras sube la pendiente siguiendo el rastro de María. –Vale… Lo he conseguido. ¿Dónde está María?-
-Se ha ido campo a través. ¿Pero qué cojones? ¡No hay un sendero ni nada parecido!- María aun no está a la vista. –Tengo que alcanzarla.-
Se detiene un momento para descansar. -¡Por fin, un camino! ¿A dónde ha ido!-
-Ah… Estás aquí.- Dice María detrás de Lavith.
-Sí, estoy aquí. Pero intenta no volver a desaparecer de esta forma.-
-Oh, cállate.-
-¿María?-
-Estoy buscando una cosa. Quizá esté por aquí.- Dice María mirando a los lados.
-¿El qué?-
Ella se dirige a la parte norte del bosque sin contestar.
-Eso está fuera de los límites del colegio… Si han sido disparos de verdad, eso significa que alguien ronda por aquí con un arma, ¿no? ¿Qué se supone que voy a hacer si me encuentro con ese “alguien”? Joder. Y María está sola. Tengo que detenerla-
Comienza a caminar donde se ha ido ella. –Te alejas unos metros del sendero y ya estás en los brazos de la Madre Naturaleza. Maldita sea.- Vuelve a entrar al bosque en busca de su amiga. –Hay arbustos por todas partes y no se puede avanzar de ningún modo…-
Caminando con cuidado avanza bastante. -¿Pero cuánto se ha alejado?- Tras un rato llega a un pequeño claro. –Allí está.-
Encuentra a María y recuperando el aliento pregunta él. -¿Qué pasa?-
-Lavith… Me has seguido.-
-Si de verdad eso ha sido un disparo, no deberías largarte por tu cuenta. ¡Te pueden hacer daño!-
-Vaya, sí. Tienes razón… Imagino que deberíamos volver.- Dice ella un poco alterada.
… -¿Pero qué coño? ¿Por qué de repente es tan razonable?- Piensa mirándola, pero se produce un silencio incómodo que es interrumpido por él. -¿Has encontrado algo?-
-Sí. Unas gotas de… sangre. Allí.-
-¿Qué? ¿Dónde?-
-Junto a las raíces del árbol, allí.- Señala María. –Mira está esparcida por todo el césped.-
Se acerca a ver. –Joder, es verdad.-
-Quería adentrarme más en el bosque, pero pensé que sería peligroso, así que no he continuado.-
-Pero… esto no es algo que se vea muy a menudo.- Dice Lavith sin apartar la mirada de la sangre.
-Regresemos a la escuela para llamar a la policía.-
-Buena idea. Será mejor que nos demos prisa.-
-Tú adelántate, Lavith. Te alcanzaré enseguida.-
-¿Pero que coño estás diciendo? ¿No estábamos hablando de lo peligroso que es estar aquí?- Pregunta el muchacho.
-¡Ya lo sé! He dicho que te alcanzaré enseguida, ¿vale?-
Los dos se quedan en silencio. –Vamos, no me jodas.-
-¡¿Y ahora qué te pasa?!- Pregunta María alterada.
-¡¿Tú qué crees, joder??! Escúchame. Es peligroso, ¿Vale? Vámonos de aquí.-
-¡Ah! ¡¿Qué haces?!-
-¿Qué pasa?-
-Au… Duele…-
El muchacho agarra la pierna para mirar la herida. -¿Has venido corriendo hasta aquí con todo ese dolor?-
-Estoy… bien.- Dice ella aguantando un poco el dolor.
… -Mentirosa.-
-Estoy bien… Vaya, vamos.-
-No estoy convencido. ¿Estás segura de que estás bien?-
-¿Cómo?- Pregunta ella.
-Si de verdad puedes moverte…-
-¿Qué? Espera…-
-¿Qué te he dicho?- Le levanta la falda y vuelve a tocar un poco la pierna.
-Au… ¡Argh!-
-¿Ves? No estás bien ni de coña.-
-¡No hagas eso! ¡Duele! – Se queja María.
-Te lo estabas buscando.-
-¡No me puedo creer que estés haciendo esto!-
-Sí, sí.- Hace caso omiso y sigue mirando la herida.
-¿Qué haces?- Pregunta ella ruborizada.
-Te llevaré a caballito. Espera.-
-Pervertido…-
-Ya te he dicho que lo de antes ha sido un accidente.-
-No puedes ir metiendo mano así porque sí… ¡Oh, oh! ¡Me caigo!- Comienza a resistirse.
-Cálmate y deja de gritar… Y sé buena chica.-
-¿Qué has dicho?- Pregunta ella.
-Venga, vamos.-
-Ay…-
Se pone en marcha. –Menuda mierda. No puedo ni andar en línea recta. Me voy a caer como no vaya con cuidado.- Piensa el muchacho mientras la saca del bosque.
-Perdona, pero ¿no nos estábamos tambaleando un poquito?-
-Es el viento.-
-Ahh.-
Llegan a las pistas y jadeando Lavith dice. –Este… sitio… es diferente… al que hemos… estado por… última vez.-
-Estás empezando a cansarte, ¿eh?-
-Pesas mucho…-
-Vaya, hombre, perdona. ¡A lo mejor eres tú que eres un debilucho!- Dice ella un poco molesta.
-Pues… pues no andas… muy desencaminada.- Piensa mientras camina. –De ahora en adelante, no… no cruzaré bosques con gente a la espalda.-
-No voy a bajarme, así que date vidilla.-
-Entendido…- Cierra los ojos pensando. –El pabellón alfa está bastante lejos, ¿verdad?-
De camino al pabellón alfa, llegan al edificio principal. –Uff… Hay alguien ahí.-
-¿Eh? ¿Qué?- Pregunta María.-
-Ah, buenos días, Lucía.-
-Vaya, buenos días… ¿Ha ocurrido algo?- Pregunta Lucía con su tono sereno y suave.
-Ah, ¿esto? Esta cosa se ha herido la pierna, y bueno…-
María golpe la cabeza del muchacho. -¡Ay!-
-¡¿A qué te refieres con eso?! ¡Soy una mujer, no una cosa! Buenos días, Vega.-
-Buenos días. Gracias por venir a verme anoche, María.-
-Lucía, las clases ya han empezado. ¿Pasa algo?-
-Oh, parece que Miriam ha cogido un resfriado, así que he tenido que ir a la enfermería.-
-¿Estaba la señorita Leticia?- Pregunta Lavith.
-Sí.- Afirma Lucía.
-Genial. Necesito algún sitio para colocar esta cosa.-
María vuelve a pegar a Lavith. –¡Auuuu!-
-Por cierto, Vega. Hay un perro callejero suelto, así que date prisa y ve a clase.-
-¿Un perro callejero?- Pregunta Lucía.
-Sí, aunque no estoy segura.-
-Ajá…-
-No sé si es cierto o no, así que no se lo digas a nadie. Solo serviría para preocuparlos.-
-Está bien, no diré nada.- Dice Lucía cerrando los ojos.
Tras un instante de silencio, Lucía deja la planta baja sin decir nada más.
-Fiu…- Silva María.
-Eres bastante buena para estas cosas.-
-¿Lo dices por lo del hombre armado?-
-Sí.- Afirma Lavith.
-Eh, que ya casi hemos llegado, Lavith. Solo un poquito más y habrá terminado.-
-No… no me presiones, que… no soy un caballo.-
-Lo siento… Serías capaz de andar si no estuvieses tan herido.-
-Me cago en la puta. ¿Por qué la aguanto tanto?- Piensa mientras se dirigen al pabellón alfa.