Capítulo 7


            Vuelve a la planta baja del edificio principal. -¿Es que no hay nadie que haga novillos?- Piensa al ver todo vacío. Al no encontrar nadie camina hacia el gimnasio.

            … -¿Dónde se ha metido Yuta?- Oh, hay otra persona.- La puerta estaba abierta y encuentra a alguien sentada en las escaleras. –No se ha dado cuenta de que estoy aquí.- Piensa mientras se acerca despacio. Cuando ya está lo suficiente cerca piensa. –Ah, qué está durmiendo.-

            Coloca la mano en el hombro agitándolo con suavidad. -¡Leticia! Vas a resfriarte si…-

            -¡Miau!-

            Lavith se cae por las escaleras al escuchar a la inesperada gata. -¡Au!-

            -Mmm…- La enfermera produce un gemido al escucharle caer.

            -Mierda.- Se gira donde Leticia y de sus piernas aparece la gata negra. El cascabel de la gata tintinea y se baja del regazo de la señorita Leticia, saliendo fuera.

            -Eso no ha molado.- Dice mirando la puerta de salida mientras se incorpora.

            -Ah, eres tú.-

            -Se gira a la enfermera. –Me llamo Lavith, ¿vale? Si tienes tanto sueño, ¿por qué no vas a dormir a la enfermería?... Joder con la puta gata negra… me he hecho daño.- Dice esto último muy bajo.

            -Supongo que se ha dado cuenta de tus pocas nobles intenciones.-

            -¿De qué estás hablando? Solo quería despertarte para que no cogieras frío.-

            Leticia sonríe un poco. –Así que es por eso… Lo siento.-

            -No pasa nada. Total, creo que ya me odia. A todo esto, ¿qué estás haciendo aquí?-

            -¿Puedo preguntarte yo primera qué estás haciendo TÚ por aquí, Lavith?-

           

            -¿Qué?- Pregunta Leticia.

            -Bueno… que me has llamado por mi nombre de pila.-

            -Ah, ¿preferirías que te llamase por tu apellido?-

            -La verdad es que no me importa mucho.- Responde Lavith.

            -Entonces, ¿qué más da? Tu nombre es más fácil de recordar.-

            -Supongo.-

            -Así que, ¿no sabes dónde está tu clase?-

            -Ajá.- Asiente con la cabeza Lavith.

            Cierra los ojos Leticia pensando cual es la clase. –Yo tampoco lo sé.-

            -No es que te fuera a preguntar, señorita Leticia.-

            … Se produce un incomodo silencio.

            -¿Sí?-

            -¿Señorita “Leticia”?-

            -Sí.-

            -Está bien. Puedes llamarme así, si quieres.-

            -¿No te gusta?- Pregunta Lavith.

            -No mucho…-

            -No es que me quiera vengar ni nada por el estilo. Simplemente quería llamarte así.-

            -Ah, ya veo.- Dice Leticia mientras aparta la mirada.

            -¿Estás enfadada?-

            -Cállate.-

            -Vale.-

            Un poco mosqueada Leticia pregunta. -¿Llamas al resto de profesores por su nombre?-

            -No. Depende de la persona. Por cierto, ¿cómo se llama el tipo aquel?-

            -¿Te refieres a Roberto?-

            -Sí. ¿Cuál es su apellido?-

            -No lo sé.-

            -¿No lo sabes?- Pregunta Lavith un poco asombrado.

            -No me importa. No me interesa la verdad.-

            -Je…- Sonríe un poco Lavith.

            -¿Por qué lo quieres saber?-

            -Porque…-

           

            Se provoca otro ligero silencio incomodo pero es interrumpido por una pregunta de Lavith. -¿De qué estábamos hablando?-

            -Sobre tu vagar por no saber dónde está tu clase…- Responde Leticia.

            -Ah, sí. Pero eso no es todo. Me dijeron que me pasase por el despacho del decano, pero no había nadie. Así que estaba dando una vuelta.-

            Con una mirada pícara y tono dice Leticia. -¿Una vuelta? Así que has venido a espiar a las chicas al gimnasio, ¿eh?-

            -¡No!- Responde un poco colorado. -¿Y qué haces tú aquí? Era lo que te había preguntado en primer lugar.-

            -Estoy por razones similares.-

            -¿Espiar?- Pregunta Lavith burlándose un poco.

            -Sí.-

           

            Lavith no se esperaba esa respuesta de la señorita Leticia.

            -Has empezado tú.- Dice Leticia.

            -Sí, sí.-

            -Ya he respondido a tu pregunta, así que venga, vete.-

            Mosqueado dice Lavith. –No me trates como a un insecto. Además, no pienso dejarte dormir aquí.-

            -¿Por qué no? Tengo mucho sueño.-

            -Vuelve a la enfermería. Podría haber pacientes esperándote.-

            … No dice nada Leticia.

            -¿Qué?-

            -¿Tantas ganas tienes de espiar?- Pregunta la enfermera con una sonrisa.

            -¡NO!- Responde Lavith un poco cansado del tema.

            -No te pongas así. Era una broma.-

            -Está empezando a refrescar ahí fuera.-

            -Tienes razón. Volveré a la enfermería.-

            … Leticia se echa a dormir.

            -Señorita Leticia…-

            Con los ojos cerrados y sentada en las escaleras dice Leticia. –Solo un poquito más. Iré enseguida.-

            Lavith suspira.

            Abre los ojos y mira a Lavith. –Tú también pareces tener sueño.-

           

            -¿Quieres ir a ver al decano? ¿Por qué no vas al aparcamiento y compruebas si su coche sigue allí? Si está, es que aún anda por aquí. Si no, mal asunto.-

           

            -¿Qué?- Pregunta Leticia.

            -Gran consejo. Supongo que la sabiduría es proporcional a la edad.- Dice en tono sarcástico.

            -Y la estupidez, inversamente proporcional.- Dice devolviéndosela. –Lo único que tenías que hacer era pensar.-

            -Sí, sí.-

            -Buenas noches.-

            -Buenas noches. No, quiero decir…-

            Leticia ya está durmiendo.

            -Está completamente sobada.- Piensa Lavith.

            Se acerca a ella y se quita la chaqueta. –Le pondré mi chaqueta por encima… ya está roncando, que precoz. No me haré responsable si pillas un resfriado…-

            Se aleja un poco y coloca su mano en la puerta pensando. –El aparcamiento está junto a la biblioteca.- Abre la puerta abandonando el gimnasio.

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