Capítulo 6

            Lavith se dirige a la planta baja del edificio principal. Hay varios bedeles limpiando este triste edificio. –El único que anda por aquí soy yo… el nuevo.- Pensó mientras miraba a los bedeles. –Vaya, parece que hay una chica por aquí.-

            Sale del fondo de la parte este, atravesando el jardín Luna. Es una estudiante, está caminando lentamente; parece un poco preocupada. -Está andando hacia aquí…-

            Plas.

            -¡Ah!-

            -…- Lavith se queda mirándola sin decir nada. Su pelo es ondulado, de color rubio y un poco largo. Aunque su piel es un poco pálida.

            -…-

            -Lo siento… ¿Estás bien?-

            -…- La chica sigue sin decir nada.

            -Es peligroso no mirar por dónde vas.-

            -…-

            -¿Te has hecho daño?-

            -No. Estoy bien.- Dice la chica un poco preocupada.

            -Menos mal.-

            Mira a Lavith y le dice.- No te había visto nunca por aquí. ¿Eres nuevo?-

            -Sí. Me llamo Lavith, de primero.-

            -… Hola, yo soy Laura, de segundo.-

            -¿Eres más mayor que yo?-

            La chica asiente con la cabeza y al poco rato su rostro vuelve otra vez a preocupada.

            -Bueno, ¿qué ocurre?-

            -Nada.-

            -En serio, ¿qué pasa?-

            Le mira diciendo. –No te preocupes… No es nada.-

            -Oh.-

            -Vale, pues… Nos vemos.-

            Laura se pasa la mano por su pelo y deja el edificio principal. Cada acción suya le ha dejado embobado, su belleza ha quedado marcada para siempre en lo más profundo de su ser. –Es una chica realmente guapa.- Dice en tono bajo mientras sigue observando por donde se ha ido. -¿Eh? Deja de pensar en eso, Lavith…-

            Todo el mundo se ha ido del jardín Luna. –Será mejor que yo también me marche.-

            Abandona el edificio principal por la entrada sur y se dirige al campo principal. Al llegar ve una calzada bastante ancha. Hay una zona de césped en mitad de la entrada, donde se erige una fuente en el centro. El perímetro de la entrada está rodeado por farolas.

            -La primera vez que lo vi fue de noche, con todas las farolas encendidas. Debo admitir que fue una bonita vista. Se podría decir que esta es la entrada a la escuela. Hay una biblioteca enorme al otro lado.-

            Una extraña voz de un hombre.- Espera un momento, no seas así… Es por tu propio bien.-

            -Sé que he oído a alguien.- Piensa Lavith mientras busca con los ojos las voces.

            Cuando se gira hacia el edificio principal, ve a un hombre de pie. Y junto a él puede ver la figura de una chica.

            -¿Una estudiante en apura?- Dice Lavith observándolos.

            La chica separándose un poco dice. –Tengo que ir a clase.-

            El hombre. –Espera, escúchame.-
            -De verdad, tengo que irme.-


            Lavith sigue observándolos sin que se den cuenta de su presencia. En cuanto la chica intenta pasar junto al hombre, la agarra con sus fuertes manos.

            Se queda mirando el cuerpo atlético del hombre y piensa Lavith.- No soy nadie contra él… Maldita sea.-

            El hombre sigue agarrándola. –Lo estoy haciendo por ti… No irás a herir mis sentimientos, ¿verdad?-

            -Por favor, déjame ir.- Dice la chica intentando separarse.

            -Eso no es lo que quiero oír. Escúchame atentamente. Te pueden expulsar de la escuela muy fácilmente. Ya sabes cómo funciona esto, ¿no?-

            La chica agacha la mirada sin decir nada.

            -Estoy intentando echarte una mano. Me preocupo realmente por ti.-

            -Déjame ir.-

            -¿Es así como vas a tratarme después de todo lo que he hecho por ti?- Le aprieta con más fuerza el brazo.

            -¡Ay!-

            -Escúchame, joder. Me estás haciendo perder la paciencia.-

            Se acerca Lavith a los dos diciendo. –Perdonad la intromisión, pero…-

            El hombre mira fijamente a Lavith. -¿Pero qué?-

            -Es más joven de lo que pensaba… pelo castaño y corto. Por como viste es evidente que se trata del profesor de Educación Física.- Piensa mientras mira al hombre.

            -¿Quién coño eres tú?- Pregunta el hombre bastante enfadado.

            -Acaban de transferirme. ¿Puedo preguntaros qué estáis haciendo?-

            El hombre con aire de superioridad. –No tengo por qué decirte nada.-

            -Disculpad, he de irme.- La chica se aleja sin decir nada más.

            -¡Eh, espera!-

            -Ya está a salvo.- Piensa al verla alejarse del hombre.

            La chica ha logrado zafarse durante la conversación y ha salido corriendo.
-Mierda.- La frustración en el hombre se podía notar a kilómetros.

La chica desaparece en el interior del edificio principal. –Y me ha dejado a solas con este monstruoso cabronazo.- Piensa mirando al hombre. Tras producirse un silencio incómodo dice. –Yo también me tengo que ir.-

El hombre coloca su mano en el hombro de Lavith. –No tan rápido, amiguito.-

Aterrado piensa. –Que alguien me ayude, por favor…- Pero contesta. -¿Sí?-

-¿Qué estás haciendo aquí?-

-Me dirijo al despacho del decano.-

-¿Cómo? Me esperaba algo más convincente.-

-No, en serio. Me dirigía hacia allí ahora mismo. Llegué aquí ayer. Se trata de una formalidad bastante habitual, ¿no crees? Y ahora, si me disculpas…-

-Quieto parado.- Agarra la camiseta deteniéndole.

-Oh, oh. Soy hombre muerto.- Piensa al notar como agarra su camiseta y tira de camiseta apretando su cuello. –No puedo respirar.-

-Parece que no sabes respetar a los profesores, chico…-

-Eso es cierto, pero ¿de qué va este tío?- Piensa sin apenas aliento.

-Creo que voy a tener que enseñarte cuatro cositas.-

La piel de Lavith empezó a cambiar de color. Mientras seguía aguantando el aire se pone a rezar. -Padre nuestro, que estás en los cielos… ¿Podré salir de esta?-

-¿Ya estás asustado? Deberías habértelo pensado dos veces antes de involucrarte. Ahora ya es demasiado tarde.- El hombre cada vez se enfada más.

Apunto de quedarse sin aire Lavith, con esfuerzo dice lo que parece ser su ultima palabra. –Vaya…-

-¿Qué?- El hombre suelta la camiseta.

-¿Te has enfadado… por qué te he visto… acosando a una chica?- Dice Lavith mientras recupera el aliento.

-¡Cómo?!-

-¡Está funcionando!- Pensó al verle enfadado.

-¡Hijo de…!-

-Bien, bien. Acabemos con esto de una vez. Tampoco es que me caigas muy bien.-

De repente la voz de una mujer. -¿Señor Roberto?-

Lavith dando un suspiro de alivio piensa. –Alguien viene en mi ayuda…-

Roberto se gira para ver quién es.


Una mujer de pelo corto hasta el cuello, moreno y liso, con un vestido rojo ajustado y una bata blanca aparece. Al verla Lavith pensó. -¡Estoy salvado!- Pero tras decirse eso, se quedó mirando los grandes pechos de la mujer. Al volver en si, dirige la mirada a Roberto pensando. –Roberto… No olvidaré ese nombre durante mucho tiempo.-

La mujer mira al hombre preguntando. -¿Qué está haciendo?-

El hombre se pone nervioso. –bueno, yo, esto…-

La mujer mira a Lavith y pregunta. -¿Es el estudiante nuevo?-

-Eso creo…- Responde Roberto.

Vuelve a mirar a Roberto y dice. –Y no me ha respondido… ¿Qué estaba haciendo?-

-Estaba intentando enseñarle modales a este chico.-

La mujer se muerde el labio inferior diciendo. –Modales, ¿eh?-

-Así es.-

-Ah, vale.-

Se produce un silencio y la mujer dice. –Por favor, continúe con lo que estaba haciendo.-

Roberto y Lavith se quedan sorprendidos tras escuchar eso.

-No importa, soy enfermera. Ya me ocuparé de él cuando termine.-

Roberto no hace nada.

-Va, venga.-

-He terminado, por ahora…- Dice Roberto apartando la mirada.

-Ahora que se estaba poniendo interesante.-
Lavith piensa. –Gracias por dejar de estrangularme. ¿De verdad esta mujer estaba intentando ayudarme?-

Roberto antes de irse se acerca a Lavith y le dice susurra. –Te dejaré ir por esta vez, pero la próxima…-

La mujer mira a Roberto y le dice. -¡Ah, otra cosa señor Roberto!-

Roberto se gira hacia ella preguntando. -¿Qué pasa?-

-No es muy importante, pero…-

-¿Sí?-

            -No atosigue demasiado a sus alumnos… Eso es todo.-

            -Er… Esto…- Roberto se va sin decir nada más.

            -Menudo idiota.- Dice la mujer mirando a Lavith.

            -Pues sí.-

            -Así que tú eres el nuevo.- Dice la enfermera con una mirada pícara.

            -Hola, me llamo Lavith.-

            -Y yo Leticia. Soy la enfermera de esta escuela.-

            -Encantado.-

            -Y bien, ¿qué ha pasado?- Pregunta la mujer.

            -No mucho. Simplemente que Roberto intentaba hacerle cosas raras a una de las estudiantes…-

            -Probablemente se porte bien durante algún tiempo, así que no te preocupes.-

            -Ese maestro de Educación Física, ¿hace esto muy a menudo?-

            -Es profesor de arte.-

            -Me da igual, como si quiere dar clases de decoración de interiores… Podrían despedirlo. Joder…-

            La mirada de Leticia se centra en el cuello de Lavith. -Déjame ver eso…-

            -Estoy bien.-

            -Ah, es solo el cuello. Vivirás.-

            ….

            Con una sonrisa Leticia dice. -¿Qué quieres, que te compadezca?-

            -Solo un poco.- Responde Lavith.

            -Oh… Te pondrás bien, pequeñín.- Le dice mientras pone su mano en la cabeza de Lavith.

            -No puedo creer que me haya dado golpecitos en la cabeza.- Piensa cuando Leticia aparta su mano.

            -De todas formas, no te ha pasado nada. Y él no debería saltar tan fácilmente.-

            -Que directa.-

            -Va a ser complicado… Me informaré.- El rostro de la enfermera cambia a ser serio.

            -Vale…-

            -Tengo que irme; ya nos veremos en otro momento.-

            La mujer de la bata de laboratorio desparece dentro del edificio principal. –Hay que reconocer que la señorita Leticia tiene un cuerpazo.-

Capítulo 5


           

            Toc Toc.

            -Esto…- Toc Toc.

            No se escucha ningún ruido tras la puerta. –No hay nadie, quizá esté con el presidente del Consejo Estudiantil.-

            Agacha la cabeza y encuentra un sobre debajo de la puerta, se arrodilla para agarrarlo. –Caramba, papel de alta calidad.- Abre el sobre con cuidado y ve una nota de papel en la que dice –Llegaré un poco tarde, espérame-

            Se incorpora pensando –Buena caligrafía, no sabía que a mi tío se le diera tan bien… Me pregunto para quién será… La única persona que sabía que iba a venir era él. Así que supongo que es para mi.-

            Se guarda la carta en el bolsillo y hecha una rápida mirada por el pasillo. –Esperaré… No tiene sentido quedarme aquí quieto. A nadie le importará si doy una vueltecita.-

            … -Eso haré. Además, es él el que llega tarde.- Se aparta de la puerta y comienza a andar hasta unas escaleras. Subiendo las escaleras pensando en la extraña visión de esta mañana, llega hasta el primer piso.

            El pasillo estaba completamente vacío, solo con unas cuantas lámparas para iluminar. –Este también está vacío. Me siento como si no estuviese en la escuela, la ausencia de ventanas hace que me sofoque. Por lo que me dijeron antes de venir que aquí están las clases especiales y arriba los clubs no atléticos.- Se queda mirando las puertas de todo el piso. –No hay placas que marquen las clases, así que no sé cuál es cuál. Será mejor dejar esto.-

            Se acerca a las escaleras y llega al segundo piso. Al llegar se da cuenta que hay mas habitaciones, lámparas que en la planta baja, pero no encuentra macetas. –Comparado con los demás, este parece tener un poco más de vida. Sin embargo, está un poco descuidado.-

            Cierra los ojos y estornuda. -¿De quién es ese perfume? Puedo oler la colonia de Tommy.- Comienza a caminar por el pasillo tapándose la nariz. –Quizá al ser de clubs no atléticos, es por eso que parece algo desatendido.

Sube arriba del todo y llega a la azotea. Al igual que en la planta baja del edificio principal, hay algunos bancos para sentarse. –Si hiciese un poco de solecito, me echaría una siesta.- Se acerca a la valla y se queda mirando. –Desde aquí puedo ver la autopista.- Se acerca a la parte sur de la azotea y se queda mirando en el campo que hay delante del edificio principal. –Hay gente vestida de gris limpiando el terreno, me pregunto cuántas personas trabajarán aquí… Debería irme de aquí.-

             Sigue caminando hasta que llega a una puerta doble. –Esta es la cafetería.- dice mientras hecha una mirada a toda la sala. Es un edificio de una planta que está junto al pabellón Alfa. –Ahora parece cerrada, parece que la están limpiando… Están disponiendo la cafetería para empezar a servir comida, lo que me recuerda que no he desayunado…-

            Una voz familiar le saluda. –Eh.-

            -Ey Tommy.-

            Se acerca a Lavith preguntando. -¿Qué haces aquí? ¿No sabes dónde está la oficina del decano?-

            -Nah, ya he estado… Tan solo estaba haciendo tiempo.-

            -¿Haciendo tiempo? ¿Entonces, ya has visto al decano?-

            -Bueno, en realidad le estoy esperando.-

            Tommy se queda callado pensando en la cicatriz de Lavith. –Por cierto, Tommy… ¿no deberías estar en clase?-

            Sorprendido responde -¡Ah, sí!-

            -¿Eh?- No sabía porque tras responderle eso, aun seguía delante.

            -Tan solo creía que debía preguntártelo… Estoy buscando a alguien.

            -¿Dentro de la escuela?-

            -Sí.-
            -¿Hay algún otro estudiante nuevo aparte de mí?-

            Tommy niega con la cabeza mientras dice.- No… Es una persona que estaba aquí antes que tú.-

            -Así que… alguien está haciendo novillos.-

            -Supongo que se podría decir así.-

            -Ajá. No, no he visto a nadie.-

            -Ah, vale. Gracias.-

            Lavith observa a Tommy bastante nervioso como se aleja de la cafetería, pero antes de abrir la puerta dice. -¡Ah, sí! ¡Otra cosa más! Se me olvidó comentarte…-

            -¿Sí?-

            -Es sobre el desayuno. Tenemos que tomárnoslo aquí.-

            -¿Y eso?-

            -Verás, la residencia femenina tiene su propia cafetería, pero la nuestra no. Así que nos toca comer aquí, y solamente abren hasta las ocho de la mañana.-

            -Ya veo… Vale, no pasa nada. De todas formas nunca he sido de los que desayunan.-

            -Como director de la residencia, te lo tendría que haber dicho antes. Lo siento mucho.-

            Lavith esboza una ligera sonrisa mientras dice. –No te preocupes.-

            -Vale. Gracias.-

            Tommy abandona la sala, de repente Lavith estornuda. –El mismo perfume de antes… Pero ahora tengo hambre, podría pasar por la máquina expendedora y comprar un bocadillo.-

            Se dirige a la máquina y saca un bocadillo, le quita el envoltorio de plástico y le da un mordisco. Mientras mastica piensa. –Mierda, está rancio. Quizá es porque aún no me he acostumbrado. No me apetece hablar con los dependientes, así que me lo meto en la boca.-

            Aproximadamente un minuto después… Termina de comerse el bocadillo. –Estoy lleno, espero que el almuerzo esté mejor.-

            Tras comerse el bocadillo decide salir fuera, ya no tenía nada que hacer ahí. Se dirige a la planta baja del edificio principal. Las clases ya han empezado y todo está vacío. El patio central de este edificio está completamente al aire libre… Por lo que, obviamente, no hay tejado. Se escucha claramente el ruido de los pisos superiores gracias al silencio que reina aquí. En el primer y segundo piso de este edificio solo hay clases.

            Cruza al lado de varios bedeles que han terminado de limpiar el jardín Luna. Les saluda con la cabeza y ellos les responden silenciosamente con el mismo gesto. -¿Podrían ser funcionarios?- pensó al verlos. La mayoría son jóvenes y educados, pero están tan callados que no tiene sentido. No se escuchan conversaciones triviales abajo, en la salida este.

            -Que extraño… Las clases han empezado, así que debería olvidarme también de subir.-

            Se dirige al gimnasio que está situado al norte del edificio principal, comparado con el pabellón Alfa, este parece un edificio bastante cochambroso. –Menudo desperdicio…- Entra dentro y se queda mirando las escaleras que conducen al piso de arriba y las dos puertas. El gimnasio en si está al otro lado de la puerta, se puede oír a la gente correteando en su interior, parece que están dando clase. El viento del exterior está cargado de polvo.

            -Hmm… Me estoy dando cuenta de que alguien me está observando desde las escaleras… sus fríos ojos demuestran inteligencia.-

            Se da media vuelta. Una gata negra aparece al otro lado… -Bonito pelaje. ¡Vaya, me gustaría acariciarlo!- Piensa mientras se queda mirando a la gata. –Como una princesa.-

            La gata ofrece una atmósfera de elegancia e ignora por completo a Lavith. –“¿Con quién crees que estás hablando?” Posiblemente me dijera eso…-

            -¿Qué se supone que voy hacer? ¿Esperar pacientemente hasta que baje la guardia?... Joder, mira que es terca.- Piensa mientras intenta acercarse a la gata.

            -¡Hooooolaaaaaa!-

            ¡Plas!

            -¡Ay!- Lavith se cae… -¡Ay! ¿Pero qué coño?- Nota algo que golpea el estomago. Algo realmente pesado…

            -¿Qué ocurre?-

            -¡Au!-

            -Ah, eres tú…-

            Lavith jadea y ve a Yuta a su lado que le pregunta -¿Qué estás haciendo, Lavith?-

            -… Casi me mata, y ahora está ahí, de pie, mirándome con una sonrisa. Yuta… Menudo cabronazo.- Piensa mientras le mira con cara de pocos amigos.

            -Eso ha dolido Yuta.-

            -No te hagas el sueco. ¿Qué estabas haciendo? ¿Espiar?-

            Mosqueado Lavith grita -¡Cállate! ¡Y escúchame bien!-

            -¿No estabas fisgoneando?-

            -¡No! Oh, mierda. Se ha ido.-

            -La gata ha salido. ¿Te duele mucho?-

            Se agarra el estomago diciendo. –Sí, joder. ¡Y mucho!-

            -Eres un flojucho. Deberías entrenar un poco.-

            -Han sido tus estúpidos hombros que han ido directos a mi estómago, retrasado mental.-

            Se produce un silencio un poco incomodo. -¿Ah sí?-

            -¿Qué quieres decir con eso?- Pregunta Lavith recuperando el aliento.

            -Sabías que la profesora de Educación Física que hay ahora mismo en el gimnasio ODIA que la espíen?-

            -Eh, ¿has olvidado lo mucho que me duele?-

            Yuta se le acerca diciendo -¿Me estás escuchando? La última vez que alguien la espió, perdió los estribos…-

            -Sí, sí…-

            -¿Qué vas hacer si te pillan?-

           

            -No es propio de ti observar a las chicas mientras se visten.-

            Lavith cierra los ojos dando un suspiro.

            -Me da pena la persona a la que pillaron. Las victimas no le dieron mucha importancia el incidente, pero la profesora quería que la expulsasen de la escuela.-

            -Ah.-

            -Así que la echaron durante una semana.-
-Pues vaya. ¿Solo por espiar?-

            -No. La persona que expulsaron fue la profesora.-

            Lavith golpea a Yuta y le dice -¡Me estás mareando!-

            -¿Por qué haces eso?- Se agarra el brazo donde le ha golpeado.

            -¡Ahh! Me duele la cabeza.-

            -¿Por qué?-

            -Olvídalo. Ya me dolía desde hace algún tiempo.-
           
            -¿Hace algún tiempo?-

            Lavith da otro suspiro. Se acerca Yuta preguntándole. -¿No tienes clase?-

            -Sí, pero… ¿y tú qué?-

            -Estudio por mi cuenta.- Responde con una sonrisa.

            -¿Tienes trabajo por hacer?-

            Yuta niega con la cabeza –No, ya he terminado.-

            -¿Y en qué consiste?-

            -En dar de comer a la gata.-

            -Oh.-

            -De todas formas, soy el único que lo hace.-

            Agacha la cabeza Lavith pensando. –Así que nadie más le da comida al pobre animal… Pues no lo parece, visto su buen estado de salud.-

            Mira a Yuta y le pregunta. -¿Es tuya?-

            Niega con la cabeza.

            -¿Pertenece a alguna clase, o a los clubs?-

            Vuelve a negar con la cabeza Yuta.

            -Entonces, ¿por qué es tu trabajo?-

            Yuta sonríe un poco.

            -Creo que ya me hago una idea.-
            -Alguien me pidió que lo hiciera.-

            -Ya veo…-

            -Además, si vengo, tengo la oportunidad de verla. Y aunque hace un tiempo que no la he visto, sé que le gusta mucho la gata.- Sonríe un poco y Lavith tose.

            -¿Qué te pasa Lavith?-

            -Vuelve a este lado del mundo.-

            -¿Qué lado?-

            -El lado en el que vivo.-

            -No, gracias. No estoy interesado en esas cosas.-

            -¿Qué?-

            -Ah, lo siento. ¿Te estoy molestando? Querías espiar, ¿no?-

            Lavith golpea en el brazo a Yuta.
           
            -¡Ay!-

            -Te lo mereces.-

            Yuta con cara de pena le dice. –No es verdad.-

            -¿Por qué tendría que espiar a alguien?-

            -Creía que te gustaría.-

            -¡Eh!-

            Yuta se acerca a Lavith y le susurra. –Me encantaría espiar contigo.-

            Lo aparta diciéndole. –Pensaba que tenías miedo de esa profesora histérica.-

            -Lo haré, si eso te complace.-

            -No seas lameculos.-

            Yuta mira fijamente a Lavith. –Si no te gusta no lo haga.- Dice Lavith apartando la mirada.

            -Sí, sí.-

            -No quiero tenerte a mi lado porque seguro que nos acabarían pillando.-

            -Así que lo harías si estuvieses solo, ¿eh?-

            Mosqueado Lavith dice. –Ni de coña, tío.-

            -Mentiroso.-

            -¿Cómo lo sabes? Olvídalo, me tengo que ir.-

            -Vale.-

            Yuta sube las escaleras y Lavith sale del gimnasio diciendo –Dios que tío más pesado… aunque me pregunto qué tipo de chica le gustará.-

Capítulo 4


            La residencia masculina se halla en una pequeña colina; delante de su entrada hay una larga escalera. Los dos se encuentran con un camino cercano al campo principal que se prolonga hasta la escuela. En estos momentos se está llenando de estudiantes que se dirigen hacia allí.

            -… Todos hombres…Hmm…-

            El cielo está cubierto por las grises nubes del otoño. Lavith comienza a ver a un grupo de personas con uniformes blancos.

            -El mundo es gris. Mientras ando en silencio entre viento, tengo la sensación de que va a ocurrir algo. Siento como si estuviese en un extraño mundo de fantasía… de vez en cuando tengo visiones de alguien que me observa. Quizá sea demasiado paranoico.- Piensa Lavith con la mirada puesta en el cielo.

            -Todo el mundo te mira…-

            -… Parece que no todo eran imaginaciones mías…-

            -Solo es porque eres el nuevo estudiante, nada más.- Le coloca la mano en el hombro de Lavith para tranquilizarlo un poco y con una ligera sonrisa le sigue hablando –No te preocupes por nada. Los estudiantes de aquí son bastantes abiertos de mente y no se meten en los asuntos de los demás, te mezclarás con ellos en muy poco tiempo.-

            -Encajaría en poco tiempo con todos.- piensa Lavith para animarse. -¿Eso es bueno?-

            -No se puede hacer nada. Nuestra escuela es así…- Le dice Yuta mientras aparta la mano.

            -¿Este tío quién es?- Piensa mirando a Yuta.

            Yuta se coloca delante cortándole el paso deteniendo la marcha –Pero, Lavith, tú no eres el tipo de personas al que le gusta entablar una conversación, ¿no? ¿Verdad? Esto es ideal para ti.-

            -Lo pillas rápido. Se podría decir que no me acostumbro tan rápido a la gente.-

            -Lo sabía… ¿Me estás escuchando?-

            -¿En serio? Lo siento, te estoy haciendo perder el tiempo en vez de seguir por tu camino.-

            Yuta se coloca al lado de Lavith prosiguiendo la marcha y con una sonrisa le responde –Eso no es verdad. Me gusta hablar con la gente.-

           

            -¿Lavith?-

            -Nada… Ya sabes, Yuta, es bastante deprimente ver solo a tíos ir a la escuela.-        

            -Es porque el camino al dormitorio de mujeres está en otro lugar.-

            -Aun siendo mixto… es una putada. Supongo que habrá que esperar a llegar al edificio principal antes de ver alguna chica.-

            -Sí…- Con una sonrisa y mirada picarona Yuta le sigue hablando –Pero si tienes novia, la puedes llevar a tu cuarto.-

            Sorprendido aunque ya se lo imaginaba pregunta Lavith –¿De verdad?-

            La sonrisa y mirada picarona desaparece del rostro dejando una sonrisa normal -¿Qué esperabas de un instituto?-

            -Supongo… Pero primero tendrán que ir al edificio principal, ¿no?-

            -Claro.-

            -Se podría decir… que saben cómo montárselo bien.-

            Yuta se detiene y con tono un poco más alto le dice -¡¿Qué estás diciendo? Es normal cuando hay amor!-

            -Ya, ya… lo sé. Y ahora cálmate un poco, ¿quieres?-

            Los dos prosiguen el camino hacia el edificio principal sin decir nada, pero solo se escuchaba a Yuta murmurar a si mismo. Lavith de vez en cuando le miraba pero no le prestaba atención.

            -¡Oye!- Dice Lavith mirando a la cara de Yuta.

            -Últimamente no hemos visto el sol.-

            -Tío… Jamás le entenderé…- Piensa Lavith intentando saber porque ha soltado eso de repente.

            -¿Qué crees que puede ser?-

            Lavith no se podía creer la facilidad con la que ha cambiado de ánimo Yuta.

            -¡Y a mí qué me cuentas! ¡Yo llegué ayer!-.-

            -Ha estado así por días, todo el tiempo… A veces llueve un poco…. Con este clima no se puede estar seguro…-

           

            -Los informes meteorológicos dicen que seguirá así unos días más. No se me va a secar nunca la ropa.- Dice mientras da un suspiro.

            -Oh, vaya. No hay suficientes secadoras en la residencia de los chicos.-

            -¿A que no? Es una mierda no poder airear las sabanas y colchas.-

            Tras un periodo de tiempo, ninguno de los dos hablan –¿Por qué te callas tan repente Lavith?-

            -Ah, no es nada…-

            -¿Qué pasa?-

            -Nada.-

            Al cabo de unos minutos llegan al edificio principal a la planta baja. Es de estilo gótico; tiene tres plantas y un patio interior al aire libre. Hay un jardín en la planta baja conocido como jardín Luna, por su estatua de una mujer llamada Luna rociando agua con una vasija.

            Las clases de cada curso están en el primer y segundo piso. Hay salidas y entradas en todos los puntos cardinales de esta planta. Ahora mismo, los caminos del oeste y el norte están repletos de estudiantes con uniformes blancos. El camino a la residencia de chicos está en la parte oeste. Y el camino a la residencia de las chicas está en la parte norte.
           
            -Vale. El edificio donde está el despacho del decano está por aquí cerca, ¿no?-

            -Así es. Está en el pabellón Alfa.-

            -Gracias por acompañarme, Yuta. Y perdona por haberte retrasado. El gimnasio está algo lejos, pero aun así me has acompañado hasta aquí.-

            Con la sonrisa puesta Yuta se despide de su amigo. –No te preocupes. He disfrutado de la conversación.-

            -Ahora te toca Educación Física. Necesitarás tiempo para cambiarte, ¿no? Será mejor que te des prisa.-

            -No tengo clase, pero será mejor que vaya igualmente.-

            -Vale. Bueno, supongo que nos veremos por ahí alg…-

            Yuta mira de forma extraña a Lavith preguntándole. –¿Te duele la cabeza?-

            Niega con la cabeza y su amigo se alegra rápidamente.

            -Eres un poco, demasiado rarito, Yuta-

            -¿Perdón?-

            -Ah, tan solo hablaba conmigo mismo.-

            -Seguro que estabas contemplando a las chicas.-

            Lavith sorprendido le dice. -¿Cómo? Te gusta sacar conclusiones precipitadas sobre extraños, ¿eh?-

            -Pero has escuchado lo que he dicho hace un momento, ¿no?-

            -Sí, sí… Te oído.-

            Yuta con su sonrisa picarona le dice. –Pero no te preocupes por eso. Espera un mes y tendrás una chica, o incluso dos.-

            … Comienza a mirar a Yuta mal. -¿Por qué te has enfadado?-

            -¿Quién ha dicho que lo esté?-

            -Lo parecías…-

            -¿No tenías que hacer cosas en el gimnasio?-

            -Ah, sí… Será mejor que me vaya antes de que te enfades aún más.-

            -Nos vemos.-

            -Me alegro de que estemos en la misma clase. Adiós.-

            Yuta se aleja rápidamente, corriendo a gran velocidad. –Es un tipo pequeño, pero en un momento desaparece entre la muchedumbre… Estoy más nervioso de lo que pensaba. A veces siento como si estuviera en un sueño. Puedo sentir como si mi interior se desvaneciese… Siento como si… si estuviese en la oscuridad. Todavía no me he quitado de la cabeza…- Piensa mientras queda hipnotizado por la estatua.

            Pone su mano en el agua de la fuente -¿La extraen de la tierra? Es tan clara… y fría…-

            El agua helada atraviesa la piel; el frío le trae de vuelta a la realidad. –Es hora de ir a la oficina del decano en la planta baja del pabellón Alfa.

            Se dirige al pabellón, a la planta baja y observa lo limpio que está todo. Hay varias macetas con unas cuantas plantas a lo largo del pasillo. –Llego un poco tarde… El pabellón está limpio como una patena. El suelo está tan pulido que parece un espejo. He visto a un bedel que se acercaba hasta aquí… Supongo que las escuelas privadas tienen suficiente dinero para contratar a un buen puñado de ellos. El despacho del decano se encuentra en la parte inferior izquierda del pabellón, es la única habitación que tiene puertas de madera.-

            Empieza a caminar por el pasillo en busca de la puerta de madera… -Maldita sea, me duele la cabeza. Estoy justo delante del despacho del decano. Me encuentro un poco mal.-

            Se recupera un poco del mareo. –El decano, mi tío, es quien dirige el colegio. Para ser sincero, ni siquiera tengo claro que estemos realmente emparentados. Solo sé que es rico e importante. Fue él quien me adopto cuando estaba enfermo y no tenía a dónde ir, y dudo que lo hiciese por amor. También fue él quien me obligó a inscribirme en esta escuela. Y rara vez he tenido la ocasión de verlo en persona, por eso no puedo evitar estar nervioso.-

            Hecha una mirada a ambos lados del pasillo. –Quizá sea el aire viciado, no hay ventanas. En cualquier caso… Allá voy.-

            Toc Toc.