Capítulo 56



Día 3: Mañana.

            -Mmm…- Gime el muchacho.

            La luz del exterior le deslumbra cuando se levanta.

            -No me encuentro nada descansado, aunque me fui temprano a dormir…- Abre los ojos pensando. -¿Por qué estoy tan cansado? Debería levantarme.-

            Da un bostezo y se agarra la cabeza. –Me duele la cabeza.-

            Se incorpora sobre la cama. –Tengo la sensación de haber soñado un montón de cosas esta noche. Me duele todo el cuerpo. Parece que no he tenido lo que parece un sueño reparador.-

            El muchacho suspira y coloca los pies sobre el frío suelo. El cielo está nublado, como de costumbre. Mira el reloj… vuelve a mirarlo…. Se dirige al balcón y se apoya en la barandilla mientras suspira. Introduce la mano en el bolsillo en busca de algo.

            -¡Ah! No, no debería. Me pongo malo cada vez que lo hago.- Saca la mano del bolsillo soltando el paquete de tabaco.

            No se ve a nadie en el inmenso campo principal, bajo el grisáceo cielo. Tampoco hay nadie en la carretera.

            -Mmm… Las clases seguro que han empezado, haré novillos. He dormido un montón, pero sigo cansado y también tengo mucho sueño… Nunca había tenido una experiencia así antes de pisar esta escuela. Antes me podía controlar mejor. ¿Puede que sea por un cambio en mi salud? Igual, el “aroma” tiene algo que ver con esto. De todas formas, ese no es un buen motivo para llegar tarde a clase. Ahora que lo pienso, hoy tengo que entregar el informe. Debo darme prisa, rápido, rápido.-

            Vuelve a la habitación a cambiarse. -¿Dónde debería escribirlo? Ah, sí. La sala de lectura de la biblioteca debería ser bastante tranquila. Voy a ponerme en marcha.-

            De camino a la biblioteca piensa. –Tengo que terminar el informe. Si la señorita Sonia me pregunta algo, haré como si no supiese de lo que me está hablando.-

            Al llegar a la biblioteca intenta abrir la puerta, pero ésta no se abre. –Ya casi es mediodía. Quizá espere un poco… pues nada a dar vueltas.-

            Se da media vuelta y camina sin rumbo. Cuando se da cuenta ha llegado al edificio principal. Hay mucho silencio, es raro que estén dando clases. –Será mejor que me marche, ahora están en clase.- Piensa mientras mira los pisos superiores.

            Varios quejidos de dolor se escuchan en la entrada. -¡Ahh! ¡Ay!- Vuelve a quejarse alguien.

            Se acerca a su lado preguntando Lavith. -¿Qué ocurre, David? ¿Ya vuelves a estar enfermo?-

            La mano de David limpia los sudores. -¿Eh? Déjame. No es nada.-

            -Se me olvidó decírtelo, pero gracias por lo del escritorio de ayer.-

            -¡Cállate la puta boca!- Sin decir nada más se adentra al edificio principal.

            -Solo he mostrado algo de aprecio. Demándame.- Piensa el muchacho.

            Mira al bosque donde está la tumba de Saburo. También fue donde se encontró anoche con María. –Me resulta difícil creer todo lo que me dijo. Pero me gustaría hacerlo. No porque mi tío sea el malo… Sino porque si no la creyese… sería como si estuviese negando que somos casi como novios… ¿Habrán encontrado ya a las personas desaparecidas? Me dijo que no me metiese en medio. No quiero involucrarme en un crimen… Será mejor irme.-

            De camino a la residencia masculina, se encuentra a Laura en los servicios.

            -Laura…- Dice Lavith.

            Le sonríe y se dirige al edificio principal. Mirándola piensa él. –Supongo que también estará haciendo novillos.-

            Entra en su habitación y se tumba en la cama. –Mmm empezaré con el informe. Nah, no puedo escribir el informe en mi habitación. ¿Estará ya abierta la biblioteca? Solo hay una forma de saberlo.-

            Se dirige a la biblioteca. Al llegar abre las puertas y las luces están apagadas.

            -Qué raro.- Piensa el muchacho rodeado de oscuridad.

            La única iluminación que entra por ahora es del Sol por la puerta principal que está abierta. Así que avanza un poco donde apenas hay luz y detrás de él se escucha. –Hola… Lavith.-

            Se gira para ver quien es, la señorita Sonia que tiene la mirada perdida.

            -Buenos días, señorita Sonia.-

            -Buenos días…- Saluda ella.

            Extrañado el muchacho pregunta. -¿Ocurre algo?-

            Sonia no dice nada, tan solo mira al fondo de la biblioteca oscura.

            -¿Señorita Sonia?- Pregunta Lavith.

            -No… Ah, voy a encender las luces.- Dice alejándose del muchacho.

            Viéndola un poco piensa. -¿Señorita Sonia?-

            Se dirige ella al mostrador, no parece encontrarse muy bien. Lavith camina donde ella y pregunta. -¿Te encuentras bien?-

            No dice nada y se encienden las luces. El muchacho se siente algo aliviado al ver desaparecer la oscuridad.

            Por algún motivo, la señorita Sonia deja de moverse y se queda quieta, de pie.

            -Le tiemblan los hombros. ¿Qué estará pasando?- Piensa el muchacho.

            La señorita Sonia no reacciona, sigue temblando.

            -¿Señorita Sonia?- Pregunta Lavith.

            De repente empieza a llorar ella.

            -¿Qué?- Pregunta él un tanto asustado.

            Entre lágrimas dice Sonia. -¡No! ¡No!-

            -¿Señorita Sonia?-

            Grita con fuerza.

            -¡Señorita Sonia!-

            Al escucharse el grito de la señorita Sonia. Laura baja las escaleras corriendo. Lavith la ve y piensa. -¿Laura…?-

            Justo cuando la señorita Sonia está a punto de caerse, Laura la agarra.  Sonia continúa llorando en el suelo casi tumbada.

            Sentada de rodillas y agarrando a Sonia por los hombros, Laura la consuela con tono dulce. –Todo va bien. No te preocupes, la oscuridad se ha ido.-

            -¡No, está regresando!- Dice Sonia llorando.

            -No te preocupes. No tienes por qué estar asustada.- Dice Laura.

            -Pero…- Intenta calmarse Sonia.

            -¿Señorita Sonia?- Pregunta el muchacho.

            Sonia sigue llorando. El muchacho anonadado piensa. -¿Qué coño está pasando?-

            Laura mira a Lavith pero no dice nada.

            -¿Qué?- Pregunta él.

            Sigue sin decir nada y mantiene la mirada fija en el muchacho.

            -¿Qué pasa?- Vuelve a preguntar Lavith.

            -¿Puedes traerme un poco de agua?- Pregunta Laura.

            Nervioso contesta el muchacho. –Sí, claro.-

            -Está justo ahí.- Señala Laura.

            -Vale.-

            Se da la vuelta y se va en dirección a donde ha señalado Laura y comienza a buscar el agua. –Debe ser este.-

            Hay una fuente y algunos vasos de plástico al lado. –Allá vamos.-

            Lleva el vaso de agua y vuelve a la recepción. Se acerca a Laura diciendo. –Toma, aquí tienes.-

            -Gracias.-

            Laura le acerca el vaso a Sonia. –Vamos, bebe.-

            La señorita Sonia empieza a beber.

            -Despacio, despacio.- Dice Laura con su tono suave.

            Sonia se termina toda el agua.

            -Bien.- Dice Laura.

            El muchacho mirándolas pregunta. -¿Hay algo más que pueda hacer?-

            -Me la llevaré. ¿Puedes aguardar aquí mientras tanto?- Pregunta Laura.

            -¿Qué? Ah, sí, claro.-

            Laura mira a Sonia y pregunta. -¿Puedes andar?-

            -Sí…- Responde Sonia.

            Se incorpora con ayuda de Laura y se dirigen a la puerta. –Señorita Sonia…- Piensa él.

            -Hasta luego, Lavith.- Dice Laura.

            Laura saca a la señorita Sonia afuera.

            -Me pregunto qué habrá pasado… En cualquier caso, me ha dicho que espere aquí. Así que dejaré que Laura se encargue de ella. Supongo que aprovecharé para escribir el informe.-

            Entra en la sala de lectura.

            -Debería empezar ya. Me concentraré y acabaré el informe cuanto antes. Tengo que escribir sobre el “aroma” que Lucía trajo a la escuela… Allá vamos.-

            Se pone cómodo y comienza a redactar el informe.

Capítulo 55



           

            La imagen del lago con las montañas y árboles aparece de nuevo.

            “¿Ya te vas?”

            “Sí”.

            “Qué pena…”.

            “…”

           

            -Oigo una conversación. Es entre el sacerdote y mi madre…-

            “…”

            Dos personas están hablando.

            -¿Mi madre? No sabía que tuviera una.- La imagen de dos personas hablando en el bosque aparece.

            “Pensé que había abandonado a tu hijo”.

            “No es mi hijo… Casi, pero no lo es. Crié a este niño un tiempo cuando nació. Quería verlo a ver”.

            -Así que es eso. Es solo un sueño…- Dice Lavith.

            “Vuelvo a tomar el control otra vez”.

            “Pronto te lo devolveré. Todavía no podría vivir cerca de ti”.

            “…”

            -Parto a casa… Que aburrido, todavía no he visto a ese niño.-

            “Debe estar ansioso”.

            “Posiblemente quiera volver a ver a esa chica otra vez”.

            “Ya le conté a ella sobre la tarea que se le había asignado”.

            “¿No podrías haber esperado?”

            “No, tenía que acabar sabiéndolo algún día de estos”.

            “Creo que nunca me hubieses convencido de eso”.

           

            -La conversación se está volviendo bastante seria… ¿En relación a esa chica?-

            “…”

            Una chica está mirando una bengala a la orilla del lago. El muchacho la mira y encuentra bastante parecido a Lucía. –Me gustaría volver a encontrarme con ella… pronto.-

            Ella mirando a la bengala consumiéndose. “Pareces estar muy triste y solo…”.

           

            -Me gustaría seguir escuchando, pero tengo tanto sueño…-

           

            -Es tan extraño dormir en un sueño.-