Día 3: Mañana.
-Mmm…-
Gime el muchacho.
La
luz del exterior le deslumbra cuando se levanta.
-No
me encuentro nada descansado, aunque me fui temprano a dormir…- Abre los ojos
pensando. -¿Por qué estoy tan cansado? Debería levantarme.-
Da
un bostezo y se agarra la cabeza. –Me duele la cabeza.-
Se
incorpora sobre la cama. –Tengo la sensación de haber soñado un montón de cosas
esta noche. Me duele todo el cuerpo. Parece que no he tenido lo que parece un
sueño reparador.-
El
muchacho suspira y coloca los pies sobre el frío suelo. El cielo está nublado,
como de costumbre. Mira el reloj… vuelve a mirarlo…. Se dirige al balcón y se
apoya en la barandilla mientras suspira. Introduce la mano en el bolsillo en
busca de algo.
-¡Ah!
No, no debería. Me pongo malo cada vez que lo hago.- Saca la mano del bolsillo
soltando el paquete de tabaco.
No
se ve a nadie en el inmenso campo principal, bajo el grisáceo cielo. Tampoco
hay nadie en la carretera.
-Mmm…
Las clases seguro que han empezado, haré novillos. He dormido un montón, pero
sigo cansado y también tengo mucho sueño… Nunca había tenido una experiencia
así antes de pisar esta escuela. Antes me podía controlar mejor. ¿Puede que sea
por un cambio en mi salud? Igual, el “aroma” tiene algo que ver con esto. De
todas formas, ese no es un buen motivo para llegar tarde a clase. Ahora que lo
pienso, hoy tengo que entregar el informe. Debo darme prisa, rápido, rápido.-
Vuelve
a la habitación a cambiarse. -¿Dónde debería escribirlo? Ah, sí. La sala de
lectura de la biblioteca debería ser bastante tranquila. Voy a ponerme en
marcha.-
De
camino a la biblioteca piensa. –Tengo que terminar el informe. Si la señorita
Sonia me pregunta algo, haré como si no supiese de lo que me está hablando.-
Al
llegar a la biblioteca intenta abrir la puerta, pero ésta no se abre. –Ya casi
es mediodía. Quizá espere un poco… pues nada a dar vueltas.-
Se
da media vuelta y camina sin rumbo. Cuando se da cuenta ha llegado al edificio
principal. Hay mucho silencio, es raro que estén dando clases. –Será mejor que
me marche, ahora están en clase.- Piensa mientras mira los pisos superiores.
Varios
quejidos de dolor se escuchan en la entrada. -¡Ahh! ¡Ay!- Vuelve a quejarse
alguien.
Se
acerca a su lado preguntando Lavith. -¿Qué ocurre, David? ¿Ya vuelves a estar
enfermo?-
La
mano de David limpia los sudores. -¿Eh? Déjame. No es nada.-
-Se
me olvidó decírtelo, pero gracias por lo del escritorio de ayer.-
-¡Cállate
la puta boca!- Sin decir nada más se adentra al edificio principal.
-Solo
he mostrado algo de aprecio. Demándame.- Piensa el muchacho.
Mira
al bosque donde está la tumba de Saburo. También fue donde se encontró anoche
con María. –Me resulta difícil creer todo lo que me dijo. Pero me gustaría
hacerlo. No porque mi tío sea el malo… Sino porque si no la creyese… sería como
si estuviese negando que somos casi como novios… ¿Habrán encontrado ya a las
personas desaparecidas? Me dijo que no me metiese en medio. No quiero
involucrarme en un crimen… Será mejor irme.-
De
camino a la residencia masculina, se encuentra a Laura en los servicios.
-Laura…-
Dice Lavith.
Le
sonríe y se dirige al edificio principal. Mirándola piensa él. –Supongo que
también estará haciendo novillos.-
Entra
en su habitación y se tumba en la cama. –Mmm empezaré con el informe. Nah, no
puedo escribir el informe en mi habitación. ¿Estará ya abierta la biblioteca?
Solo hay una forma de saberlo.-
Se
dirige a la biblioteca. Al llegar abre las puertas y las luces están apagadas.
-Qué
raro.- Piensa el muchacho rodeado de oscuridad.
La
única iluminación que entra por ahora es del Sol por la puerta principal que
está abierta. Así que avanza un poco donde apenas hay luz y detrás de él se
escucha. –Hola… Lavith.-
Se
gira para ver quien es, la señorita Sonia que tiene la mirada perdida.
-Buenos
días, señorita Sonia.-
-Buenos
días…- Saluda ella.
Extrañado
el muchacho pregunta. -¿Ocurre algo?-
Sonia
no dice nada, tan solo mira al fondo de la biblioteca oscura.
-¿Señorita
Sonia?- Pregunta Lavith.
-No…
Ah, voy a encender las luces.- Dice alejándose del muchacho.
Viéndola
un poco piensa. -¿Señorita Sonia?-
Se
dirige ella al mostrador, no parece encontrarse muy bien. Lavith camina donde
ella y pregunta. -¿Te encuentras bien?-
No
dice nada y se encienden las luces. El muchacho se siente algo aliviado al ver
desaparecer la oscuridad.
Por
algún motivo, la señorita Sonia deja de moverse y se queda quieta, de pie.
-Le
tiemblan los hombros. ¿Qué estará pasando?- Piensa el muchacho.
La
señorita Sonia no reacciona, sigue temblando.
-¿Señorita
Sonia?- Pregunta Lavith.
De
repente empieza a llorar ella.
-¿Qué?-
Pregunta él un tanto asustado.
Entre
lágrimas dice Sonia. -¡No! ¡No!-
-¿Señorita
Sonia?-
Grita
con fuerza.
-¡Señorita
Sonia!-
Al
escucharse el grito de la señorita Sonia. Laura baja las escaleras corriendo.
Lavith la ve y piensa. -¿Laura…?-
Justo
cuando la señorita Sonia está a punto de caerse, Laura la agarra. Sonia continúa llorando en el suelo casi
tumbada.
Sentada
de rodillas y agarrando a Sonia por los hombros, Laura la consuela con tono
dulce. –Todo va bien. No te preocupes, la oscuridad se ha ido.-
-¡No,
está regresando!- Dice Sonia llorando.
-No
te preocupes. No tienes por qué estar asustada.- Dice Laura.
-Pero…-
Intenta calmarse Sonia.
-¿Señorita
Sonia?- Pregunta el muchacho.
Sonia
sigue llorando. El muchacho anonadado piensa. -¿Qué coño está pasando?-
Laura
mira a Lavith pero no dice nada.
-¿Qué?-
Pregunta él.
Sigue
sin decir nada y mantiene la mirada fija en el muchacho.
-¿Qué
pasa?- Vuelve a preguntar Lavith.
-¿Puedes
traerme un poco de agua?- Pregunta Laura.
Nervioso
contesta el muchacho. –Sí, claro.-
-Está
justo ahí.- Señala Laura.
-Vale.-
Se
da la vuelta y se va en dirección a donde ha señalado Laura y comienza a buscar
el agua. –Debe ser este.-
Hay
una fuente y algunos vasos de plástico al lado. –Allá vamos.-
Lleva
el vaso de agua y vuelve a la recepción. Se acerca a Laura diciendo. –Toma,
aquí tienes.-
-Gracias.-
Laura
le acerca el vaso a Sonia. –Vamos, bebe.-
La
señorita Sonia empieza a beber.
-Despacio,
despacio.- Dice Laura con su tono suave.
Sonia
se termina toda el agua.
-Bien.-
Dice Laura.
El
muchacho mirándolas pregunta. -¿Hay algo más que pueda hacer?-
-Me
la llevaré. ¿Puedes aguardar aquí mientras tanto?- Pregunta Laura.
-¿Qué?
Ah, sí, claro.-
Laura
mira a Sonia y pregunta. -¿Puedes andar?-
-Sí…-
Responde Sonia.
Se
incorpora con ayuda de Laura y se dirigen a la puerta. –Señorita Sonia…- Piensa
él.
-Hasta
luego, Lavith.- Dice Laura.
Laura
saca a la señorita Sonia afuera.
-Me
pregunto qué habrá pasado… En cualquier caso, me ha dicho que espere aquí. Así
que dejaré que Laura se encargue de ella. Supongo que aprovecharé para escribir
el informe.-
Entra
en la sala de lectura.
-Debería
empezar ya. Me concentraré y acabaré el informe cuanto antes. Tengo que
escribir sobre el “aroma” que Lucía trajo a la escuela… Allá vamos.-
Se
pone cómodo y comienza a redactar el informe.