Capítulo 13


           

            Lavith respira hondo. Cuando abre los ojos, ve todo atestado de gente. Mira el reloj… las clases acaban de terminar.

           

            Tras presentarse en clase por la mañana, se sentó tranquilamente en su silla. En el descanso comió con Yuta, un chico de su clase. Y después de eso, se quedó dormido.

            -Yuta no está por ninguna parte.- Piensa Lavith mirando a todos lados.

            Había ruido en la clase. Pero se estaba lo suficientemente a gusto para echarse una siestecita. Es cuna habitación bastante agradable…

            -¡Aaachis!- Estornuda. –Puedo oler el perfume que llevaba Tommy, alguien de por aquí también debe usarlo, debe de estar de moda… y ahora…-

            Tras un tiempo deja la clase y entra al pasillo, hay estudiantes, algunos están hablando, otros simplemente van de un lado a otro.

            -Y tengo trabajo que hacer, como le prometí a mi tío. Debería empezar, no sé cuánto confía en mí, pero lo haré lo mejor que pueda. Ni siquiera sabe si realmente hay problemas en la escuela.- Piensa mientras mira a los compañeros de su clase hablando entre ellos. –Así que lo primero que tengo que hacer es observar…-

            Alguien toca el hombro del muchacho, se gira para ver quién es. –Hola.- Dice una mujer.

            -Ah, eres tú María. Quería darte las gracias por lo de esta mañana.-

            -No hay de qué… Te has presentado a la clase bastante bien.- Anima a Lavith con una sonrisa.

            -Gracias.-

            -¿Qué tal ha ido tu primer día?- Pregunta María cambiando un poco de tema.

            -Pensaba que la gente estaría más interesada en un estudiante nuevo, pero ya veo que no.-

            -Mejor para ti, ¿no? Más tranquilo.-

            Un silencio se produce entre ellos, solo se escucha andar a los pocos alumnos que quedan. Pero pregunta Lavith. -¿No les he caído bien?-

            Negando con la cabeza responde María. –No, no me refería a eso. Entra y sale gente continuamente, así que es normal que no te hagan mucho caso.-

            La sorpresa de Lavith va en aumento tras escucharla. Pero al mirar su rostro, María le dice. –Pensaba que lo sabías.-
           
            -¿Pero por qué entra y sale gente?-

            La muchacha apoya su espalda en un pilar, con los ojos cerrados. –Mmmm, es verdad. Cómo vas a saberlo, déjame que te lo explique.- Abre los ojos y se prepara para explicarle todo.

            -Por favor.-

            -Esta escuela da sus propias becas, ¿lo sabías?-

            Asiente Lavith. –Sí, lo había oído, pero creía que ya no lo hacían.-

            -Empezaron hace cinco años.-

            -Ah…- Lavith no se sorprendió al oír eso.

            -Es una beca realmente interesante. Cubre las clases, la residencia… Todo, y no hay que devolver el dinero. Además es bastante fácil de conseguir. Es sorprendente, ¿verdad?-

            -Desde luego.-

            -Por eso este colegio es tan popular. Quiero decir, tenemos una de las notas más altas en las pruebas de acceso, y es una de las mejores escuelas del país.-

            -Es un buen consejo.-

            -Realmente no.- María comienza a caminar cerca de él. –Si tus notas bajan solo un poco, o te metes en algún lío, te quitan la beca. Menos mal que no se tiene que devolver, pero una vez quitada… te vas a la calle, no hay vueltas atrás.-

            Extrañado el chaval pregunta. -¿Y son los profesores los que deciden si te has portado bien o no?-

            María asiente con la cabeza. –Sí, así es.-

            … -Bueno, entonces ya hemos localizado un problema.- Piensa Lavith con un poco de preocupación, ya que ahora tendría que tener cuidado con sus acciones.

            -Los asuntos internos del colegio no se suelen “airear”, pero… Ha habido problemas con profesores que amenazaban a los estudiantes con eso.-

            … -Menudo inconveniente.-

            -Es una situación bastante preocupada.-

            Con la mirada en el techo, Lavith recuerda algo. –De hecho, he visto una así esta mañana.-

            La sorpresa se hace presente en María, acercándose ahora a Lavith pregunta. -¿Y qué ha pasado?-

            -Uno de los profesores estaba extorsionando a una chica. Incluso ha pasado una profesora y ha hecho como que no pasaba nada.-

            -Deberías informar a la señorita Leticia.-

            … -¿Por qué debería informar a la enfermera?-

            -Por lo que acabo de contarte de los asuntos internos del colegio. Creemos que ella es la que lo organiza todo.-

            -¿Cómo sabes eso?- Pregunta Lavith extrañado.

            -Todo el mundo lo comenta. Cuando ella aparece, los problemas se solucionan.

           

            -Posiblemente sea por su personalidad, y no porque esté “mangoneándolo” todo.- Piensa Lavith intentando buscar un razonamiento.

            -¿Quieres que se lo diga a ella?- Se aleja un poco María de él preguntando.

            -Bueno, si así es como está todo, entonces no creo que haya ningún problema. Ella fue la profesora que pasó de largo esta mañana.-

            -Ah, genial.-

           

            Bueno, ¿por donde iba? Ah, sí. En fin… por eso es por lo que hay tantos estudiantes que vienen y se van de este colegio.-

            -Entonces, supongo que los traslados a medio curso no son inusuales.-

            -Así es.- Afirma María. –Pero oye, si la gente no te está molestando, ¿a qué viene tanto cansancio?-

            -Bueno, vaya. He sufrido bastantes nervios, así que…- Entrecierra los ojos y se da cuenta de algo pensando. –Eh, un momento, ¿cómo sabe que estaba durmiendo?-

            -¿Por qué te quedas callado tan de repente?-

            -Así que aquí querías llegar.- Con un tono bajo dice Lavith.

            -Vaya, me alegra de que por fin te hayas dado cuenta. Has estado durmiendo durante toda la mañana.-

            -¿Me has visto?-

            -Si el profesor no hacía más que llamarte y tú respondías con un ronquido…-

            -Ups.- El rostro del chaval se vuelve completamente rojo.

            -Has tenido suerte, ha sido comprensivo y se ha limitado a decir que estarías cansado.-

            -Madre mía, tendré más cuidado de ahora en adelante.-

            -Perfecto.-

            -¿El profesor te ha pedido que me dieras un toque, como delegada de clase?- Pregunta él acercándose a María.

            Mirando a un lado, ella dice. –Algo así.-

            -Vaya…-

            -Bueno me tengo que ir… Tengo que hacer unas prácticas después de clase. Nos vemos.- Dice María yéndose por el pasillo dejándolo sólo.

            -Unas prácticas… Vale.-

            … Nadie queda en el pasillo de las clases, excepto Lavith. Mirando al jardín Kaori piensa. –Una beca… Ni siquiera sabía que aún las dieran hoy en día… Maldita sea, se parecen tanto. Se parece tanto a la María de mi infancia… Tienen apellidos distintos, pero comparten el mismo nombre; físicamente son iguales… y tienen la misma personalidad… Espeluznante. He tenido alucinaciones, como si hablara con la María que conocí. No debería… No quiero compararla con ESA María.-

            Mirando a su alrededor y contemplando la soledad decide caminar a las escaleras. -¿Dónde debería empezar a trabajar?-